ULTIMA OPORTUNIDAD

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Esa tarde Sesshomaru iba caminando por su castillo, sumido en sus pensamientos. Él sabía de la partida de Sanzura, pues había hablado con ella antes de que partiera; y era cierto, siempre había sabido que Shin era hijo de un sirviente, él nunca había tocado a Sanzura pues no había podido olvidar a Rin. Y sobre tener al hijo de otro de heredero, hasta hace unos días le tenía sin cuidado, nada le importaba, pero ahora eso había cambiado. Ahora tenía una oportunidad de lograr el futuro que quería, con felicidad, tranquilidad, y sin arrepentimientos, una oportunidad para corregir los errores del pasado, la última.

Al acercarse a un extremo del jardín alcanzó a ver a Rei sentada en el suelo de piernas cruzadas, parecía estar meditando. La observó por un rato. Realmente era muy bonita, idéntica a Rin con excepción de los mechones grises.

Sé que está ahí. –dijo Rei aún con los ojos cerrados.

Sesshomaru salió de detrás del árbol y fue a recargarse en él, cerca de Rei. Ella a su vez abrió los ojos y volteó a verlo en silencio.

En ese momento Sesshomaru notó algo más, ella no llevaba su mascada (se había roto) y con el cabello peinado hacia atrás tenía la frente despejada, y el símbolo era notorio: una luna creciente en color lila.

Entonces tú realmente eres... –comenzó Sesshomaru.

¿Su hija? –completó Rei.

Sesshomaru se limitó a asentir.

Creo que la respuesta es bastante obvia. –dijo Rei. –Después de todo no creo que el símbolo en mi frente sea muy común, ni siquiera entre los demonios.

Es la marca que llevan los primogénitos de mi clan. –explicó Sesshomaru.

Lo sé. –respondió Rei. –Eso ya me lo había explicado mi mamá. Aunque estaría difícil saber quién es el primogénito, siendo que Seth tiene una marca igual, sólo que un poco más oscura que la mía.

Sesshomaru asintió, siendo ellos hermanos mellizos era normal.

Y si bien la marca en mi frente simboliza que soy su hija, yo no lo siento como mi padre. –dijo Rei con sinceridad. –Usted no estuvo ni con mi hermano ni conmigo cuando nacimos, ni cuando crecimos. Hemos pasado nuestra vida sólo con nuestra mamá, y considero que estamos bien.

Si. –asintió Sesshomaru. –Rin ha hecho un maravilloso trabajo, de eso no me queda duda.

Y sin embargo siempre nos hizo falta un padre. –continuó Rei. –Una persona que estuviera ahí para velar por nosotros, para protegernos a nosotros y a mamá, para hacernos sentir seguros; una persona que nos acompañara. Que le sirviera de ejemplo a Seth, que me celara a mi. Tantas cosas...

Sesshomaru se quedó callado, nunca imaginó cuanta falta podría hacer una figura paterna, él, en la vida de una persona.

Yo no le estoy diciendo que quiero ahora un padre. –siguió diciendo Rei. –Ahora ya me he acostumbrado a vivir sin uno. Seth siente lo mismo. Pero creo que mi madre si necesita aún a alguien a su lado, -se puso de pie y le dio la espalda a Sesshomaru, y aún mientras se alejaba seguía hablando. -alguien que la quiera, que la proteja, que la entienda...que la merezca...

Y fue lo último que Sesshomaru escuchó antes de que ella se marchara.

OoOoOoOoOoOoO

Al anochecer Rin ya estaba lista. Ella y sus hijos se habían puesto de acuerdo para partir temprano a la mañana siguiente, tan pronto amaneciera. Aunque antes Rin había insistido en darle un último vistazo a su antigua recámara. Seth la estaba esperando afuera.

Seth estaba con su ropa de siempre, aún su marca de luna creciente púrpura ya no estaba cubierta, de brazos cruzados esperaba a su mamá.

Hablé con él. –dijo Rei llegando en ese momento y recargándose en la pared opuesta a su hermano.

MI AMOR... MI LORD... SESSHOMARUDonde viven las historias. Descúbrelo ahora