Piel...

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Pov Alexandro Lazari

Anoche al cerrar con llave la puerta de mi habitación escuché a Roxelana intentar entrar y llamarme unas cuantas veces en la mañana, todavía no estaba listo para lidiar con ella. Todavía no sabía que haría. Por lo menos tendría que levantarme y ducharme, sería lo más práctico para organizar mis ideas. Después de ducharme bajé en bóxer a buscar algo para comer, eran las dos de la tarde, así que el desayuno ya me lo había salteado. Se podían escuchar ruidos abajo, probablemente la señora del servicio ya estuviera terminando de limpiar o algo.

Ahí fue cuando la vi por primera vez, piernas largas, falda negra, cintura pequeña, pelo negro, rizado y un bello perfil. Y la recordé, era la niña que ayer batallaba para sacarse el pelo de la cara. Pero hoy si podía ver su rostro, estaba de perfil pero eso bastó, porque lo que vi me gustó, era la primera mujer con ese color de piel que me gustaba, era linda, de verdad era linda. Y la quería, no de forma romántica. Ya saben cómo; gimiendo mí nombre encima de la mesa si era posible. Rogaba para no tener una erección, si me veía así iba a pensar que era un puto necesitado. Aunque en este momento de verdad lo fuera.

¡Vamos despabila chaval, deja de acosarla y de ser un puto crio!
Era obvio quien era, su ropa y el estar fregando los platos daba a entender cuál era su lugar en esta casa. Pero me sorprendía mucho lo joven que era, sonriendo me acerqué haciéndome el machote

-¿Y vos quién sos? - Pregunté prepotente abriendo la puerta de la nevera, sacando una botella de agua, y bebiendo directamente del pico sin dejar de mirarla

- Buenas tardes señor, mi nombre es Morena, la señora Roxelana me contrató para que hiciera la limpieza - Respondió sin siquiera voltear a mirarme, eso me molestó de alguna manera, pero me atrapó la manera en que dijo señor. Nunca me había excitado que me llamaran así, ni siquiera las camareras medio desnudas que me atendían en el bar de España que visitaba tan seguido. Todos habíamos pagado una puta alguna vez...

- ¿No sos muy joven para estar trabajando, no deberías estar en la secundaria o algo? - Pregunté queriendo saber si ya era legal o no

- No señor, no lo soy, pero tampoco es de su incumbencia - respondió la muy descarada. Bien, me gustaba que se defendiera - ¿Necesita que le prepare algo?

- ¿Estás en el menú? Desnuda en cuatro sería mi plato preferido. ¿Qué tal unos de tus besos? Sería un buen aperitivo - Gemí falsamente acercándome

- No sabía que la señora Roxelana tenía tan mal gusto en los hombres - Dijo secándose las manos con algún repasador terminando de lavar todo

- ¿Qué estas tratando de decir? - pregunté confundido

- Que no sabía que le atrajeran imbéciles e inútiles - Dijo mirándome de frente y dándome un repaso de pies a cabeza tardando unos segundos más en mi bóxer (más en mi entrepierna para ser exactos) eso hizo que mi polla comenzara a despertarse. Ahí caí en cuenta que creía que era algún amante de mi madre y solté una buena carcajada

- Estas equivocada niñita, mucho gusto, Dylan Lazari, hijo de tu jefa - dije giñandole un ojo y girando para irme

- Pensé que su hijo sería más joven, cuando me habló de usted lo imagine siendo un adolecente

- ¿Un adolecente como tú niña? No soy un puto viejo todavía - gruñi sintiéndome un perro

- No le falta mucho - La escuché susurrar - Perdón señor ¿Necesitaba algo, las pastillas para la presión quizás?

- Jodida cría - dije riendo y volviendo a mi habitación. Estaba buena, era graciosa, le daba un par de dias nada más, a ella me la tenía que coger.

- "Puleme el jodido clítoris..."Donde viven las historias. Descúbrelo ahora