Parte 4

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Al terminar de decir esto, puso sus brazos en la misma posición que tenía con el chico y lo entendí pues al mirar abajo, pude ver sus pechos, de un tamaño tan bueno que chocaban con lo míos, comencé a sentirme incomoda, en cualquier momento notaría que estoy babeando por ella. Seguimos bailando y hablando, el tiempo pasó tan rápido que todos alrededor se veían demasiado ebrios y felices. Ella me seducía con cada movimiento, acercando sus piernas a las mías, hubo un momento en que quise soltar un gemido, mi excitación era más que evidente.  Eso la hizo sonreír.

-          Creo que estás disfrutando demasiado esto.

Me guiñó y supe que si quería jugar tendría que hacerlo mejor. Así que tomé una de sus manos y le dí una rápida media vuelta, de forma que quedo de espaldas a mí. Sin soltarle la mano, bajé el brazo para poder sostenerla de la cintura y bailar en esa posición.

-          La verdad disfrutaría mucho más si estuviéramos solas y con menos ropa. – Le dije al oído.

Esta acción hizo que a modo de respuesta ella se acercara más a mí y bailara con más fuerza, pegando así su trasero a mi entrepierna. Me quedé sin aliento, cerré los ojos y al abrirlos la tenía de frente nuevamente.

-          Creo que es hora de que busquemos un lugar sólo para las dos. – Me dijo sin parpadear.

-          Tengo una habitación en la tercera planta, podemos ir. – Respondí rápidamente.

Ella me tomó de la mano y caminamos hacia la salida, llegando al corredor nos detuvimos, ella se dirigía hacia otra dirección.

-          Las habitaciones están hacia allá. – Señalé y la tomé de la mano.

-          Lo sé y me parece una muy buena idea, pero creo que podemos hacer una parada antes.

Me jaló en dirección de lo que un par de horas antes había sido la cocina del restaurante. Apenas entramos y soltó su bolso en el piso, tomó mi cara con ambas manos y me acercó a ella con tanta fuerza que casi me lastima. Sus besos eran feroces, rápidos y muy hábiles.

Me empujó hacia la primera pared que encontró y siguió besándome con fuerza, una de sus manos me tocaba la cintura y la otra uno de mis pechos. Traía el cabello recogido por lo que tuve que soltarlo para no lastimarme la cabeza con la pared. Con mis manos comencé a tocar su espalda sin tener éxito en desabrochar su vestido.

Nos separamos un segundo por la falta de aire, pero apenas y abríamos los ojos y volvíamos a unir los labios, ella estaba sedienta de mí y yo no podía con tanta excitación, sentía como mi ropa interior estaba húmeda y moría por averiguar si la suya también.

Su boca se separó de mí y comenzó a besarme el cuello, después bajó y aprovechó el escote de mi vestido para sacar uno de los pechos al aire. Lo tomó con ambas manos y lo llevó a su boca. Estaba volviéndome loca.

Con su lengua en él, comenzó a girarla y yo llené la habitación de gemidos, deseaba tanto que nadie apareciera. Ella estaba igual de excitada que yo, volvió a besarme con furia y una de sus manos comenzó a tocarme las piernas. Gracias a Elly que eligió este modelo tan útil.

Se pegó más a mí, aprisionándome contra la pared y me quitó las bragas. Fue tan rápido que apenas y quise mirar qué tan húmedas estaban y Bec ya estaba introduciendo un par de dedos en mí. Al primer contacto ambas gemimos en la boca de la otra, me aferré a su espalda y ella empezó a moverse con rápidez. Metía y sacaba los dedos, yo no podría mantenerme de pie por tanto tiempo. Mientras ella hacía su trabajo en mí yo necesitaba disminuir mi excitación o no lograría correrme, así que bajé la cabeza y con un poco de esfuerzo logré sacar sus pechos del vestido.

Los llevé a mi boca y comencé a besarlos y morderlos, eso debió gustarle pues soltó un gemido demasiado alto. Seguido de eso siguió moviéndose con mayor fuerza, subí mi cara a su cuello, mi orgasmo estaba cerca.

Y así fue, un par de arqueadas más tarde me corrí, mojando sus manos y mis piernas. Nuevamente unimos nuestros jadeos en un beso y ella me sostuvo para que yo evitara caerme. Fue un orgasmo fuerte que me impidió recuperarme por un par de minutos.

En la boda de mi hermanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora