Narra Harry:
-Papi…- Lux estaba sobre mí, acariciando mi cara.
-Mhm.- Dije aun con los ojos cerrados.
La habitación se quedo en silencio, y sentí la cama aflojarse de peso, eso quiere decir que Lux se había bajado de la misma.
Abrí mis ojos, la luz que entraba por mi ventana dejaba mis ojos doliendo.
Me rasque la cabeza, y me senté en la cama.
Sentía la risa de Lux en la otra habitación.
Me sonreí a mí mismo y me paré.
En silencio, camine hasta su habitación, y la vi allí, jugando con un teclado de juguete, oprimía sus botones, y tarareaba una canción al micrófono falso.
Me acerque por detrás y la tome en mis brazos, girando con ella sobre mi lugar, provocando su risa.
-Hola hermosa.- Bese su mejilla.
-Hola.- Rio.
-Ven mi vida, vamos a desayunar.-
Bajamos a la cocina, y desayunamos juntos mirando los Backyardigans, en la televisión.
-En nuestro patio hay un mundo por explorar…. Cosas increíbles podemos encontrar, y a diario salimos a jugar…. Amigos tuyos Backyardigans….- Cante mientras miraba mi café sobre la mesa, salido de todo lo que me rodeaba, estaba, como… ido.
Lux me quedo mirando.
Cuando caí en la cuenta de que había cantado la canción de su programa favorito reí.
-Ven linda, vamos a cambiarnos, iremos a comprarte algunas cosas.- La tome de la mano y la llevé a su habitación.
Busque en su armario y la vestí (ropa en multimedia)Luego la llevé a mi habitación y me cambié yo. Tenía pensado ir al centro comercial.
Nos subimos al auto y conduje hasta el centro comercial más cercano.
En la entrada la senté en su cochecito, para estar mas cómodos.
Entramos a todas las jugueterías habidas y por haber, y ella con su sonrisa encantadora, pudo salir de cada una con algún que otro juguete.
-Lux, ya no mas….- Le dije riendo. Estaba en Kidicare, con una muñeca de Tinker Bell.
Me miro con sus ojos verdes iguales a los míos.
-Bueno está bien… me llevo la muñeca.- Le dije a la señora que nos atendía.
-Con unos ojos tan lindos como decirle que no…- Rio la canosa.
-Es imposible, créeme.- Le dije con una sonrisa.
-¿Es su hermana?- Pasó la muñeca por la registradora.
-No, es mi hija.- Le dije orgulloso.
-Deben estar muy orgullosos tu y su madre.-
-Si, pero no tiene madre.- Sonreí mientras me daba la bolsa con unos osos dibujados en ella.
-Mira hijo…- Me habló.- Soy grande, y te veo muy joven para esto… ¿Puedo darte un consejo?- Me sonrio.
Nunca tomé consejos en cuanto a cómo hacer respecto a Lux, pero esta señora, no lose, tiene un aire tan tierno rodeándola que me pareció descortés decirle que no.
-Yo también tuve a mi hija joven, y tampoco tuvo padre, y creo que fue lo peor que le pude haber ello, ella.- Miro a Lux.- Es chica, pero pronto crecerá y necesitara a una mujer como ejemplo, no te dejes estar… lo necesita, y si no lo haces ahora, más tarde, podrás llegar a arrepentirte.- Me dijo y sonrio, cuando lo hizo, las arrugas en su rostro se le remarcaron.
-Muchas gracias, de verdad… María.- Leí en su uniforme.- Lo tomare en cuenta.- Le sonreí.
-Me alegro mucho hijo.- Asintió suave con la cabeza como si fuera un gesto de gratitud.- Adiós pequeña.- Le dijo a Lux mientras salíamos de la juguetería.