Me levanté con la salida del sol,más nerviosa que de costumbre.Me vestí con mi hábito y salí de la celda en dirección a la capilla.Hoy sería un día especial,ya que era domingo,día de Nuestro Señor,y su Santidad oficiaría la misa.
El monasterio estaba muy vacío,ya que aún era muy temprano,y el silencio reinaba en los pasillos de piedra.De repente ese silencio se vio interrumpido por un susurro que salía por una ventanita en el muro.No pude evitar acercarme para escuchar mejor,aunque sabía que la curiosidad es una tentación para el pecado.Una vez junto al muro pude escuchar una voz muy familiar para mí:
-Yo confieso ante Dios Todopoderoso,
y ante vosotros hermanos
que he pecado mucho de pensamiento,
palabra, obra y omisión...-Tuve que apartarme por la sorpresa,¡Liam,la persona más pura que conocía,había pecado!
Antes de que nadie me descubriera anduve apresuradamente
