Capítulo 2

428 40 1
                                    

Capítulo dos

Ir al bosque en mi forma natural era lo más amaba hacer desde niño. sentir la tierra entre mis patas, el viento en mi pelaje y oír a cada pequeño animal moverse, es muy relajante. Comencé a caminar lentamente disfrutando del ambiente y la naturaleza a mi alrededor, cuidando no cruzar el límite de territorio, dejando que mi lobo tomara el total control haciendo que mi lado humano se sumiera en la calma total.

El bosque estaba tranquilo, no había cachorros jugando hoy ya que todo el mundo estaba con los preparativos de la festividad para la diosa, creo que soy el único de mi manada por estos lares. Me eche y cerré los ojos, descansando un momento para luego saltar y comenzar a correr como si no hubiera mañana, los músculos de mi cuerpo parecían agradecidos con todo el trabajo que tuve estos últimos días no había podido hacer nada más que estar detrás de un escritorio, de reunión en reunión, esto es como una recompensa a mi cuerpo por soportar todo ese estrés acumulado.

Pronto toda aquella calma se disipó, instintivamente me puse en estado de alerta había una criatura desconocida hurgando en el territorio, a su vez un aroma delicioso me atraía de forma increíble ¿Es esto posible? ¿Puede ser que mi pareja destinada esté en este bosque ahora? ¿Y si está en peligro? No percibo la presencia de nadie más aparte de los animales típicos, pero esa criatura extraña puede estar ocultando con su propia energía la presencia de alguien más, ese alguien puede ser mi pareja destinada. No lo pensé ni un solo segundo más y me dirigí hacia donde me guiaba ese dulce aroma, aunque parte de mí quería quedarse simplemente con la ilusión de que provocaba ese aroma no podía bajar la guardia, ya que la energía desconocida que detectaba estaba en la misma dirección, podría ser un brujo estoy casi seguro de ello.

Al poco tiempo me encontré con un ser extraño no era el que desprendía la energía, guardaba la apariencia de un conejo pero sería tonto si no notara el poder que cargaba su sola presencia ¿Qué es esto?

No tuve tiempo de hacer nada ya que ante mis y sentidos se presentó la dueña de ese dulce aroma, una joven de ojos grises cual plata, cabello negro como la noche, piel blanca y brillante, definitivamente no era humana ¿Entonces qué tipo de criatura es? No podía definirlo tampoco pensar en nada más que en su belleza y la atracción natural que siento hacia ella. Comencé a acercarme lentamente, controlando mis instintos animales que me pedían que saltara hacia ella pero no podía hacer tal cosa no es una loba, seguramente no entiende lo que significa ser una pareja destinada por lo que debo dar la mejor impresión posible.

Lejos de parecer asustada una sonrisa pequeña se posó en sus rosados labios, su mirada estaba sobre la mía como si fuera una pequeña lucha de quién se acercaba primero, ya que en menos de lo que esperaba comenzó a dar algunos pasos hacia mí. Su aroma descontrolaba mi lado animal, es tan dulce casi podía sentir en mi boca aquella fruta que me recuerda a su aroma, mi corazón estaba acelerado nublaba mis sentidos y esta lentitud no ayudaba para nada.

Extendió su mano y no perdí tiempo en frotar mi cabeza contra ella en señal de paz, sentir como sus dedos largos y finos me acariciaban era como nadar en una nube.

-Muestra tu verdadera forma-pidió en un tono dulce casi susurrando, sin despegar sus ojos de mi.

Me aleje un momento, no iba a negarle nada a mi compañera, fui detrás de unos árboles donde sabía tenía una muda ligera de ropa, retomando mi forma humana y con ella el total control de las dos partes que componen mi ser.

Su expresión no cambió ni un poco al mostrarme nuevamente, sonrió y sentí la enorme necesidad de abrazarla con todas mis fuerzas, sentir su calor nuevamente en mí, pero no sabía que no era posible al menos no de momento.

-Es un gusto conocerte al fin... lobo-dijo en un tono suave con su mirada fija en la mía.

-El placer es todo mío-respondí de inmediato tomando su mano para depositar un pequeño beso en ella, es extremadamente suave y cálida.

Los Lobos de la PrincesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora