Fase dos

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Lazo de recuerdos


-Me sorprende la cantidad de conocidas que tengo y que se casarán por estas fechas, ¿si sabes quién será la próxima en casarse, cierto? Además que dos amigas mías contrajeron matrimonio la semana pasada, ¡sólo espero que con todo esto a mi madre no se le ocurra buscarme pretendiente!

Elsa Arendelle escuchaba con suma atención el cotilleo de su gran amiga y regular clienta Mérida DunBroch, quién se encontraba frente su mesa de trabajo mientras ella terminaba de bordar su pañuelo.

-Supondré que hablas de Rapunzel. Tengo entendido que varias damas contreaerán matrimonio este año, se me han acercado algunas pidiendo que les haga el vestido, pero hasta ahora sólo le he dado el sí a Rapunzel.

-Sí, la familia Corona está entusiasmada con la unión, al parecer el novio es de gran procedencia...

-Era de esperarse.

Al comentar lo último le extendió a su amiga pelirroja un pañuelo color crema perfectamente bordado por las orillas con lino, y en uno de los extremos sus iniciales bordados de rojo junto al emblema de su orgullosa familia, tal como pidió.

-Muchas gracias Elsa.- asintió complacida al ver el resultado, ella misma hubiera podido hacerlo, pero mejor dejarlo en manos de una experta -Ten la paga; por los vestidos y por lo recién hecho.

Depositó en la mano de la platinada algunas monedas de oro, y aunque estuviera feliz por el dinero, no podría aceptarlo todo.

-No es necesario que me pagues por el bordado, es como un obsequio- le regresó una de las monedas a la sorprendida pelirroja de ojos celestes.

-Ah... De acuerdo- terminó aceptando -. Entonces una vez más, gracias por los vestidos Elsa, y por el bordado.

-Cuando quieras Mérida.- le sonrió con amabilidad, mientras metia en la bolsa de tela que trajo la ojiceleste sus respectivas prendas.

-O mejor dicho, cuando mamá quiera.- Elsa no pudo evitar reír ante el comentario, cuando Mérida rodó los ojos.

La madre de Mérida siempre recurría a ella para expander su guardarropa. Y eso era como cada mes.

-Ya me estoy hartando de lucir un vestido nuevo en cada fiesta, reunión, o evento, ¡tengo demasiados vestidos! Me gustaría poder elegir siempre qué conjunto ponerme cuando salgamos a algo social.

A la vez que Mérida se quejaba se encaminaba a la puerta, acompañada de Elsa, pues su tiempo en el taller de la mejor modista de esa zona iba llegando a su fin.

Elsa ya estaba acostumbrada a las quejas de su pelirroja amiga, pues entendía perfectamente que a veces su personalidad colisionaba mucho con el protocolo de ser una dama de sociedad.

-Será mejor que te prepares Elsa, no te sorprendas si te llega una solicitud de mi mamá tan pronto.- un poco más calmada, y acomodando su coleta baja, comentó Mérida a solo metros de la puerta.

-Ah, no te preocupes- abrió la puerta dándo el paso primero a Mérida, saliendo ambas -. Siempre sacaré algo de tiempo para mi clienta número uno.

El sol, el murmullo del bullicio a lo lejos, y el cuadro de la calle principal, las recibieron al salir.

-¿Estarás ocupada recientemente?- preguntó. Elsa suspiró algo cansina.

-Estaré trabajando en un pedido que me quitará todo mi tiempo. No creo tardarme mucho, aún así, ya adelanté algunos trabajos.

𝗖𝗮𝗹𝗶𝗱𝗲𝘇 𝗲𝗻𝘁𝗿𝗲 𝗹𝗮 𝗻𝗶𝗲𝘃𝗲 ⚘ CLJelsa3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora