Amigos con derecho(MiloxDita)

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Milo se encontraba en aquel bar donde se encontraba con  sus citas sexuales.

No era que solo estuviera hecho para satisfacer a cuanto hombre o mujer lo deseara, pero el dueño de su corazón le prestaba poca o ninguna atención.

Así que llevaba varios meses teniendo encuentros con diferentes personas, con ese fin se había registrado en una app que había visto anunciada en una pagina porno.

Tenía una chamarra de piel azul marino, camiseta roja y unos jeans ajustados. Estaba frente a la barra, esperando a su cita de esa noche y vio llegar a Dita, que usaba un vestido rojo.

Ambos se sonrieron, parecía una casualidad encontrarse justo ahí, sin embargo luego de un rato muchas personas se habían ido y ellos seguían ahí, fue entonces que Dita molesto por la espera se decidió a textear.

En ese momento Milo reviso su móvil y vio aquel mensaje y le respondió diciendo que estaba en la barra a lo que pudo notar como el peliceleste revisaba su móvil

Fue entonces que todo quedo claro, Milo se sintió avergonzado de las charlas previas a su encuentro pero no podía negar que Dita podía calentarlo solo con sus palabras.

El peliceleste llegó junto a el y le sonrió.

—Bueno ya estamos aquí y a menos que te incomode, creo que podemos seguir con el plan.

—No tengo problema pero pensé que tu y...

—Quisiera, pero las cosas son diferentes a lo que parece ¿sabes?

—Te entiendo, me pasa lo mismo. – Milo suspiro.

— ¿Hasta donde llego eso? ¿A la onceava casa?

— Olvidemos la indiferencia y celebremos que tendremos una grata compañía esta noche. 

Ambos sonrieron mientras chocaban sus botellas, así poco a poco el alcohol se llevo sus inhibiciones haciendo que luego de una hora ya estuvieran sonriendo mientras se acariciaban intercambiando besos suaves.

Si bien el calor había hecho presa de sus entrepiernas aun no se decidían a avanzar mas.

En ese bar había una mesa de billar en una esquina apartada, la lampara sobre ella era triangular por lo que alumbraba al centro, lo que dejaba partes totalmente oscuras.

—¿Quieres jugar? – Dita pregunto moviendo la cabeza señalando la mesa.

— Vamos.

Ambos tomaron los tacos y comenzaron a jugar.

Luego de algunos intentos Dita demostró no estar hecho para el juego.

Milo le sonrió y se colocó tras el.

— Dejame mostrarte.

Milo se recargó llevando al peliceleste casi contra la mesa, con la mano iba guiando la dirección y la fuerza de sus golpes para que pudiera mejorar en su juego.

Aunque Dita podía sentir que algo chocaba contra sus caderas y que iba creciendo cada vez mas.

Sus primeros acercamientos fueron discretos, pero luego de un tiempo el pelimorado no pudo resistir mas cuando en uno de los movimientos de Dita pudo notar sus bragas asomándose como si le hicieran una invitación.

Luego de su último tiro Dita se levanto encontrándose de frente con Milo que sin mayores ceremonias lo acostó en aquella mesa.

Dita enredó sus piernas alrededor de la cadera de Milo, quien de un hábil y rápido movimiento entró en él.

— El experimentado escorpión clavo su aguijón tan rápido que ni si quiera lo vi – decía Dita entre jadeos

— Pero lo estas sintiendo ¿no? – mientras hablaba comenzaba un vaivén con sus caderas dentro del otro.

One shots de todoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora