CAPÍTULO 5 - Dolor

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Ángela

Ayer me castigaron tan fuerte que hoy me duele mucho el cuerpo y la entrepierna. Creí que no había personas tan sádicas como los clientes del diablo y él mismo, pero estaba tan equivocada...

Ya han pasado muchas horas y el dolor aún no pasa, siento desmayarme a cada momento, pero soy fuerte y no me rendiré. Cuando terminaron conmigo, mi secuestrador me trajo de rastras hasta la "cama" y volvió a encadenarme sin ni siquiera un vaso de agua o permitirme lavar y curar mis heridas, por lo que me encuentro sucia, con restos de sangre y uno que otro rasguño de espalda y piernas. Doy asco. Soy un asco.
No sé en que momento me quedé dormida, pero al sentir algo helado cubrir mi cuerpo despierto de golpe y jaló fuerte de las cadenas haciendo que mis muñecas sangren más...

- Despierta mugrosa que es hora de una ducha. No quiero que te pudras o entre gusanos antes de tiempo. - dice con repugnancia. Mientras hace la misma operación que la primera vez que me "lavó".

Después de media hora me encuentro nuevamente en la pocilga sentada en mí "cama" totalmente desnuda y temblando del frío. Me arde a mares las heridas y mi entrepierna junto con mi culo igual o peor, porque los cuatro "amigos" de mi secuestrador me violaron tan brutalmente que creo estar rasgada por dentro. Y mi garganta no se queda atrás por tanto gritar y suplicar piedad he perdido totalmente mi voz...

- quédate quieta y si veo intentas algo te dejo tal cual estas sin ayudarte. ¿entiendes? - yo solo asiento con la cabeza en respuesta. No puedo hablar nada. Comienza con desinfectar herida a herida con alcohol en todo mi cuerpo, empezando por mi magullada cara, seguido por mi espalda, pechos, brazos y muñecas...

En el momento que llega a mi entrepierna, queda estático viendo el daño en ese lugar de mi cuerpo, yo solo giro mi cara sin querer ver su cara y la satisfacción que pueda tener esta por el daño causado por uno de los "socios" del diablo, era el más sádico de todos y el que más me utilizaba.

- ¿Quién te hizo esas quemaduras en tus muslos? y no mientas. - dice con rabia en su voz y ¿preocupación? No, imposible. Poco a poco giro mi cara conectando con su mirada, pero no respondo. No tengo voz.

-¡CONTESTA! - grita furioso, normal en él. Con la mirada trato de decirle que no puedo hablar y abro la boca intentándolo pero no sale sonido alguno. Por favor que no me golpee, no creo poder soportarlo. Pienso.

Él levanta su mano, y me doy cuenta que mi súplica ha sido en vano, por lo que cierro los ojos esperando el golpe, pero este nunca llega y en vez de su puño siento sus dedos acariciar mi garganta con delicadeza pero ¿porqué? Si me odia.

-¿No puedes hablar? - pregunta con ¿ gentileza? Sí y es raro. Yo solo asiento en respuesta, sin decir nada más sale de la pocilga y al poco tiempo regresa con un cuaderno y bolígrafo. No he movido ni un dedo desde que salió. Como si realmente pudiera. Se sienta al lado mío suelta las esposas de mis muñecas y me entrega lo que traía, yo lo tomo y espero una orden suya.

- Escribe la respuesta ahí. - yo asiento y me dispongo a escribir...

"Las quemaduras las hizo un socio de mí "padre" con una colilla de cigarro por desobedecer."

Él lee frunciendo el ceño y con cara de incredulidad. - ¿cómo se llama el hombre? - pregunta serio. ¿Será que me cree? Ojala.

"Alessio"

El me observa por un momento con incredulidad, asombro y un poco de miedo. Se los dije, todos le respetan porque es un sádico con las mujeres y prácticamente nadie le deja tocar una de sus "prostitutas" porque en menos de tres días las envía directo al manicomio. Él se encariñó conmigo ya que duré intacta por tres años. Pero solo mentalmente, física parezco una vaca llena de marcas de su parte.

- ¿Tienes pruebas? - pregunta mi secuestrador con una ceja levantada. Yo asiento muy emocionada.

"Sí, en la isla donde estaba. En la palmera que da al frente de la ventana en la cocina. En la cepa de la palma está enterrada la evidencia que cosiste en unas memorias...ahí están todos los videos. Búscalos por favor y te enterarás de la verdad."

- lo haré - dice después de leer. - pero si mientes, lo que has vivido hasta ahora será una broma comparado a lo que te haré después. - luego de eso, acaba de curar mis heridas y se marcha del cuarto sin colocar las cadenas de nuevo, aunque ¿para qué? No puedo tan siquiera ponerme en pie.

Venganza y Dolor (Beltrán VS Andrade)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora