N/T: Hola, luego de una semana muy difícil y llena de complicaciones por fin les traigo el tercer capítulo, que espero lo disfruten. Les comento que me he inspirado en parte en la canción "Dramaturgy" de Eve.
No se olviden dejarme sus comentarios, de verdad que estos podrían ayudarme mucho. Y bueno, eso sería todo. Nos vemos hasta la próxima semana.
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-¡Di lo que tengas que decir Yugi! Sabes que me molesta cuando solo me vez de esa forma, como si estuvieras analizándome. –El de ojos violetas soltó pausadamente el aire que mantenía retenido, relajando entonces un poco su dura expresión, para tomar aire. Agradeciendo después internamente a Mokuba por su intervención, pues no había ido ahí para buscar pelea con Kaiba, sino todo lo contrario. Pues debía convencerlo de que le prestara su ayuda; Aunque cuanto vio a Joey entre sus brazos, un malestar inmenso creció dentro de él. Yugi sacudió entonces su cabeza, como tratando de despejar su mente. Después miró nuevamente al Ceo a la cara, con mayor decisión, ignorando el hecho de que su amigo estaba ahí y podía escuchar claramente lo que estaba a punto de decirle. –
-Kaiba, quiero que me entregues el cubo de quantum de Aigami. –Pidió extendiendo su mano derecha hacia el CEO. Joey abrió la boca como para decir algo, pero inmediatamente la cerró. ¿Qué iba a decir? Se preguntó a sí mismo. A esas alturas nada de lo que dijera, pensara o hiciera, iba a detener lo que sea que su amigo pensara hacer con el octavo artículo del milenio. Así que para que molestarse en decirle algo, cuando seguramente este no iba ni siquiera a escucharle. Bajó entonces la mirada al sentir que sus ojos comenzaban a escocer, producto de la enorme frustración que sentía en ese momento, mientras su pecho comenzó a dolerle. –
El castaño entonces miró detenidamente a su interlocutor, con una expresión sombría en su rostro. Kaiba se veía molesto y realmente lo estaba, pero no por las razones que Muto creía. No, no estaba enojado porque aquel enano le pidiera el cubo de quantum de Diva, sino porque las palabras de Yugi habían hecho que el tonto de Wheeler hundiera los hombros y bajara la mirada como perro regañado. Seto bufó y frunció el entrecejo y sin llegar a ser muy consciente de sus propias emociones, apretó sus puños y afiló su lengua, listo para decirle unas cuantas cosas mordaces al otro, pero una tibia mano sobre la suya le distrajo lo suficiente, como para que se olvidara momentáneamente de lo que estaba a punto de hacer o decir. Joseph le había tomado de la mano y antes de que siquiera pudiera objetar algo al respecto, le arrastró consigo fuera de la oficina, ante la mirada atónita de los demás.
Yugi y Mokuba no daban crédito a lo que estaba pasando. Seto quería preguntarle al rubio qué estaba haciendo, pero no pudo. Pues con solo ver la expresión tan lamentable que el otro tenía en su rostro, podía entender perfectamente que las palabras de Yugi realmente le habían afectado más de lo que imaginó. Así que solo por esa vez le permitiría a Wheeler tener control sobre él. Solo por esa vez le permitiría llevarlo consigo a donde quisiera. Solo por esa vez, dejaría que alguien más invadiera su espacio personal de esa manera y sujetara su mano como él lo estaba haciendo.
Porque por más extraño que pareciera todo aquello, a pesar de que era bien sabido que ambos se odiaban, sentir su mano entrelazada a la suya no le parecía que estuviera mal. Pues para su propia sorpresa, era incluso bastante agradable, tanto que sin darse cuenta, había dejado de pensar en el faraón. Porque en ese momento con quien se encontraba experimentando aquellas sensaciones, era con Joseph Wheeler. Sonrió de medio lado cínicamente, al percatarse de lo irónico de todo ese asunto.
"El amor no era justo"
Pero nada en la vida lo era. Atem había rechazado sus sentimientos por esa persona y aunque Wheeler no sintiera realmente nada por él, al menos por el momento, el rubio estaría a su lado para aliviar el dolor que había en su corazón y él trataría de hacer lo mismo.
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Melodía de primavera
RomanceResumen: Después de ser rechazado por el faraón, debido a que este se encuentra enamorado de otra persona, el gran seto Kaiba cae enfermo debido a un extraño mal que aqueja a su corazón, por lo que Mokuba decide pedirle ayuda a la única persona que...