La campana de la Iglesia de San Remy sonó a las once de la mañana en punto.
Saito estaba corriendo en la calle de Chikutonn hacia la plaza central.
Acerca de por qué estaba corriendo... bien, eso es porque estaba llegando tarde a una cita. Él se abrió paso a codazos de algún modo a través de la multitud, y, justo apenas llegaba a la plaza central, vio a la persona quien lo estaba esperando con impaciencia.
-O-Oye.
Viendo a Saito, Louise, quien estaba sentada en la fuente, infló sus mejillas.
-¡¿Qué pasa contigo?! ¡Llegas tarde!
-No... Es que cuando estaba a punto de salir fui llamado por Scarron.
-¡Simplemente pudiste ignorarlo!
-No puedo. En estos momentos, él es mi patrón...
Molesta, Louise insistió a Saito. Aah, debí de de haber salvado mi cabeza y no venir a la cita si ella se enfadaba así.
Louise se vistió para la ocasión. Estaba avergonzada, porque aunque se veía grandiosa, su ropa todavía no era conveniente para un noble… Ella se vistió conforme a la reciente moda entre las muchachas del pueblo, una boina y vestido negro con un escote muy bajo. El pendiente que Saito le dio estaba colgando en su cuello. Con esa ropa ella parecía realmente a una muchacha de pueblo. Como uno esperaría de una joven en su adolescencia, era duro para Louise adquirir un vestido apropiado en el poblado.
Aah, ¡cuánto silencio! Ella realmente se veía encantadora. Con sus brazos cruzados e inclinado su barbilla… la joven miraba intensamente al otro lado de la calle. Un cabello rosado resplandecía vivamente con los rayos del sol. Sus grandes y rojizos ojos eran una señal obvia de que era de otro mundo. Aah, su encantadora ama estaba muy linda ahora mismo, mientras sus pies taladraban furiosamente el piso.
-¡Eh, nos vamos ya! Antes de que comience la obra.- dijo Louise, mientras todavía parecía un poco tímida.
Saito cabeceó y empezó a caminar. Sin embargo, Louise seguía estando de pie en su lugar.
-¿Qué pasa?
-¡Muu! ¡Escóltame apropiadamente!
-¿Escoltar?
-¡Es en serio, eh!
Louise tiró del brazo de Saito.
-¿Kuh?
Saito se quedó sin palabras al sentir su brazo junto al de Louise.
Estar agarrados de la mano hizo a Saito algo más torpe. Aunque Louise había estado usando las manos de su familiar como almohadas para dormir últimamente, nunca se habían tomado de las manos para ir de paseo en medio de la ciudad. Saito se sentía nervioso. Entonces Louise pisó firmemente el suelo.
-¡¡Q-Qué?!
-Durante nuestro Día de Nada, debes guiarme. ¿Por qué no dices algo? ¡Uuuuh!
Louise gimió.
-B-Bien, éste es nuestro Día de Nada, así que… ¿T-Te gustaría ir al t-teatro?
Louise agitó su cabeza mientras suspiraba, y entonces tiró del brazo de Saito al punto de casi arrastrarlo.
-¡Umh! ¡Qué escolta tan inútil! ¡Tienes que hacerlo de ésta manera! ¡Así!
Y así, caminando de cierto modo que todavía no estaba claro quién escoltaba a quién, esta singular pareja empezó a caminar por las calles de Tristainia, mientras se bañaban con la cálida luz del sol del verano.
