Cap 13.

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   Soy un completo manojo de nervios. No sé que mierda hacer más que comenzar a dar vueltar por la cocina desesperada, asustada y abrumada en busca de un lugar para esconderme inmediatamente.

¿Y saben qué?

No hay un puto lugar en esta cocina que sirva para esconderme, nisiquiera puedo hacerlo debajo de la mesa porque no tiene un maldito mantel que cubra la mesa hasta el suelo y definitivamente van a verme si me "escuendo" allí.

Y los ví. Varios disfraces colgados en un perchero detrás de la puerta. Corrí hasta estar detrás de la puerta y tomar el único disfraz de mujer que se encontraba allí.

Los pasos de tacones se escucharon más cerca y no lo pensé ni por un segundo. Me saque mi ropa holgada y en un santiamén tenía puesto el vestido color negro ajustado y obsenamente corto de aquel disfraz, el cual va a juego con un antifaz negro y blanco cubriendo gran parte de mi rostro; y gracias al cielo el asqueroso disfraz tiene una peluca azabache, en un corte desmechado, hasta los hombros junto a un flequillo perfectamente resto. Oh... y olvidé mencionar la prenda exclusiva del maldito disfraz, ¡Un ridículo mandil blanco alrededor de mi cintura!. ¡Aja!  Se supone que este intento de disfraz ,el cual parece más la vestimenta de una remera en celo pretende ser un ¡Repugnante disfras de sirvienta en oferta!.

Sin ofender.

Yo voy a sacarme está mierda ya mismo.

- ¡Ahuch!

La puerta me dió un golpe seco en la cabeza haciendo que quede tonteando unos segundos.

Eso te pasa por insultar a las remeras.

Lo sé, me lo merezco.

- Oop disculpas. - mencionó una voz femenina sin ningúna pizca de arrepentimiento.

Zorra.

Me enderece rápidamente dispuesta a enfrentarme a aquella oxigenada hueca. Sin embargo mi valentía se desplomó siendo reemplazada por la cobardía.

Un latido paso.

Mi respiración se cortó, mis ojos se agrandaron y mi corazón se aceleró del asombro.

Dios no... , no puedes hacernos esto.

Miriam. Como fui tan estúpida de no darme cuenta, todo estaba tan claro y yo no quería verlo. Que sea bailarina, su grupo de baile, su chantaje, aquella vez que la vi de espaldas; su constestura física y su pelo. Todo. Absolutamente todo apuntaba a ella.

- ¡Hey ridícula te estoy hablando!.

Su gritó me saco de mi éxtasis.

- ¿Qué?... - dije en un murmuró aturdida.

- ¿Cómo qué, Qué?. Preparame ya unos jugos para todos y llevalos de inmediato a la sala.

- Pe-pero...

- Pero nada, ¡Ya, preparalos inmediatamente!. - grito de nuevo haciendomé saltar en mi sitio y retrocedí estremecida.

Quería salir de aquí, estar en mi cuarto encerrada lejos de esta chica, necesitaba alejarme de ella o tendré un colapso nervioso en cualquier momento. Quiero llorar, llorar hasta que mis lágrimas se sequen y caiga dormida del cansancio. Necesito desesperadamente alejarme de ella, sin embargo no quiero traerle problemas a Paulo.

Armandome de valor tomó una bocada de aire y me dirijo hacia la heladera y sacó el jugo que se encontraba en una jara para colocarlo en vasos.

Vasos.. necesito vasos ¿donde estan?

La Chica De Capucha.《Paulo Londra》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora