CAPÍTULO 1

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Miedo, desesperación, dolor y querer sobrevivir son los ingredientes perfectos para segregar adrenalina, dicha sustancia te da una oportunidad para sobrevivir ya sea dándote una resistencia o una fuerza sobrehumana.

Sentí como la desesperación se apoderaba de mi cuerpo y en un intento por salvar a Judith logre lanzarla con una fuerza sobrehumana y al mismo tiempo por la inercia y la fricción resbale y caí de espaldas, todo se volvió confuso, solo se oía estática y no sentía mi cuerpo hasta que finalmente todo se volvió oscuro.

De repente el dolor desapareció y estaba en el puente con Judith, ella estaba tirada en el suelo y apenas pudo reincorporarse me miro.

Ella me veía fijamente y me sonrió

-gracias- yo me quede atónito y solo pude sonreírle de vuelta. Sabía que Judith se había lastimado, pero no tenía signos de tener nada grave, ella se acercó y se sentó enfrente de mí, apenado mire hacia abajo.

Comenzó a darme un ataque de pánico, no podía respirar y mis manos estaban cubiertas de sangre, aterrado busqué a Judith con la mirada y ahí estaba ella sonriendo serenamente de repente sus ojos se abrieron más de lo normal, su cara comenzó a deformarse tomando un aspecto macabro y comenzó a reírse a carcajadas.

-vaya, vaya mira nada más que tenemos aquí, a un héroe, ¿sabes por qué? No verdad, bien te lo diré, soy libre puedo volver a mi vida normal -el aspecto macabro desapareció de su rostro y comenzó a llorar.

-gracias, gracias, no sabes como me sentía, pero tú me salvaste -.
La emoción y alegría invadieron mi cuerpo, tragué saliva tome sus manos entre las mías ella miró nuestras manos y las beso, la mire a los ojos, le solté las manos y tome su rostro y me acerque del tal manera que nuestros labios casi quedaron juntos -Te amo, siempre te he amado, siempre quise estar a tu lado, vivir contigo y morir contigo. Te amo.- Judith sonrío y tomo mi rostro -Lose, siempre lo supe- y me beso.
Cuando nos separamos ella tenía una enorme sonrisa en su rostro y miro al otro lado del puente.

Cuando nos separamos ella tenía una enorme sonrisa en su rostro y miro al otro lado del puente mire hacia donde Judith estaba mirando y vi a una pareja que se tomaban del meñique y se besaban de manera que eran una prueba de amor viviente estaban dentro de una burbuja y afuera de la burbuja estaba un ser viscoso y coagulado que trataba de entrar en aquella burbuja, y en un descuido de ambos aquel ser abominable entro, lo más curioso fue que ninguno de los dos se había percatado, entonces el monstruo comenzó a meterse en el cuerpo de aquella mujer fue ahí cuando los dos se dieron cuenta trataron de protegerse pero su esfuerzo fue inútil, los ojos de aquella mujer se llenaron de lágrimas y él comenzó a gritarle que se deshiciera de aquel ser, la mujer corrió a una especie de tienda en donde le dieron una botella con una sustancia extraña, ella bebió todo el contenido, empezó a llorar y a retorcerse del dolor cayó de rodillas y pronto las lágrimas cubrieron su rostro.
Yo miraba atónito todo esto volví mi mirada hacia Judith la cual tenía una sonrisa de satisfacción, me miro y me dijo -veo que no entiendes nada, te lo explicaré, me hace mucho tiempo los demonios bajaron a la tierra, pero ellos no tenían un cuerpo por lo que ellos tomaron forma extraña la cual no les permitía disfrutar el hecho de estar en la tierra. Por ello trataron de tomar los cuerpos de los hombres pero ellos no eran capaces de soportarlos por lo cual morían días después de ser tomados.
Así que recurrieron a las mujeres, pero a diferencia de los hombres ellas podían evitar que las poseyeran.
Entonces los demonios le ofrecieron un trato a los hombres el cual consistía en que ellas podrían engendrar a sus hijos y ya no tendrían que ofrendar y rogar para tenerlos, a cambio en la primera vez que ellos se juraran amor eterno o se unieran a uno solo, tendrían que dejarlos entrar a su vientre ya fueran fructíferas o no.
Y ellos abandonarían el cuerpo de sus hijos cuando alcanzaran la edad adulta.
Los humanos aceptaron, pero sucedió que las mujeres sufrían demasiado a la hora del parto, los demonios rompieron el contrato al hacer sufrir tanto a la mujer.
Entonces todas las mujeres comenzaron a ser humilladas, y fueron forzadas a traer a nuestro mundo a los demonios.
Cuando una mujer se embaraza lo que está en su cuerpo no es un ser humano es un demonio, y cuando nazca o ya no necesite el cuerpo de tu mujer tratara de matarla en el parto.
Su piel se estira, los huesos se dislocan, sangra, me se deshidrataba y el dolor es similar al de una persona muriéndose.
Por eso desarrollamos formas de matar a los demonios, me aveces ellos salen solos provocando un sangrado, pero cuando no lo hacen hay que sacarlos a la fuerza usamos drogas que son capaces de evitar que el demonio habite en nosotras.
Vaya Marc parece que tienes que irte. Tu esposa te busca, si llegas a necesitarme búscame. -
Se levantó y fue, dejando un vacío en mi pecho.
Me había dejado atrás de nuevo, pensar que solo fue un reencuentro de un solo día y en un solo día acabo.
Recordándome que yo tenía a alguien que se preocupaba por mí.
Y que si no regresaba lloraría por mí, una persona que no merecía su cariño ni el ser comparado con un ser humano.
Sentí que algo me oprimía el pecho y no podía respirar abrí los ojos y era Angela la compañera de vida, mi esposa.
Se había quedado dormida y su cabeza estaba encima de mi pecho.
Alce levemente mi mano con la intención de tocar su cabello y justo cuando iba a tocarlo ella se despertó.
-uh, al fin despiertas mi vida- dijo con una sonrisa risueña -Menos mal, me alegra tanto, sabes hay noticias buenas y noticias malas ¿Cuál quieres primero?-
La mire confundido y le sonreí tiernamente, lo más seguro es que me diría que yo estaba en un hospital público y no tenía que pagar nada - la buena supongo-
Una sonrisa adorno su rostro.
-Yo estoy embarazada ...

En Los Zapatos EquivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora