CAPÍTULO 1: Una vida en mis manos

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Era una mañana fría y decidí tomar algo caliente. Me dirigí a la cocina, puse a calentar el agua para mi café y vez que estuvo preparado me dispuse a tomarlo.
Cuando de pronto vi la taza de mi pequeña Samantha, los recuerdos invadieron mi mente.
Hacia una semana que no la veía y sin embargo para mí era ya una eternidad.
Recuerdo la primera vez que la vi, era una mañana similar solo que más temprano.
Acababa de perder mi trabajo, yo estaba tan frustrado que creí que mi día no podría ser peor.
No me di cuenta cuando choque con Judith hasta que ya estábamos en el suelo, ¡Judith! Me acerque a ella y la ayude a incorporarse ¿estás bien? Ella solo se limitó a observarme, sentí un calor recorrer mi mejilla y la mano de Judith se detuvo justo en mi cara, sus ojos se cristalizaron ¡tonto! La próxima vez ten cuidado podrías chocar con una mujer embarazada y provocarle un aborto. -Por suerte yo pensaba abortar así que por mí no te preocupes- esto último lo dijo en un susurro.
Acaso mi mente estaba jugando conmigo o escuche bien ella ¿embarazada? ¿Abortar? No claro que no, es algo que ella definitivamente no haría, me enamore de ella por su buen corazón, ella era de las pocas razones por la que sonreía y seguía adelante, estaba confuso cuando alce la mirada ella ya se había ido, solo pude ver la espalda de aquella pelinegra, ella era de estatura baja, delgada, tez clara, ojos cafés, labios pequeños y su nariz un tanto redonda, por su confección ella daba ternura, lo cual yo adoraba.
Me fui a mi casa, comí, limpie mi casa, me bañe y cuando llego la hora de dormir simplemente no pude conciliar el sueño, mi mente le daba vueltas al asunto, tanto que ni siquiera me preocupe por mi trabajo hasta el día siguiente.
Me despertó la alarma, me levante con pesadez de mi cama, prepare mi desayuno me bañe y me vestí de la manera más formal que pude y que mi guarda ropa me permitía estarlo.
Busque los papeles que solicitaban y salí a buscar trabajo, deje mis papeles en un centro comercial con la esperanza de obtener la entrevista de trabajo para el día siguiente.
El no poder conseguir empleo me estaba afectando de tal manera que el estrés comenzó a apoderarse de mí poco a poco empecé a tener dolores de cabeza y mareos constantes, fatiga y todo el tiempo estaba de mal humor, mi corazón latía muy rápido hasta que un día no pude más y colapse.
Al día siguiente ni siquiera podía pararme y entonces lo inesperado paso me llamaron y me pidieron que me presentara dentro de una semana para la entrevista de trabajo hoy era jueves hacia un mes que llevaba despedido.
Después de esperar durante tanto tiempo al fin llego mi tan esperada entrevista de trabajo.
Afortunadamente todo salió bien aunque no conseguí el trabajo que quería tuve que trabajar de limpieza pero al menos yo tenía trabajo estaba tan feliz, ya que apenas y alcanzaría a sobrevivir hasta el día de paga.
Era un lunes hermoso, ya que yo llevaba trabajando una semana y eso significaba nada menos que, dia de pago.
Dicho y hecho yo estaba tan feliz tenía dinero para comer decentemente siempre y cuando administrara, estaba tan tranquilo que me detuve un momento para tomar aire y solté un suspiro de alivio, me sentía libre aunque sea por un momento, cuando mi corazón dio un salto de alegría y comenzó a latir demasiado rápido que creí que me daría un ataque de taquicardia, pero...
De pronto mi corazón se congeló -¿Judith? ¿Por qué estás ahí? ¿Baja del puente si? ¿Judith?- Ella estaba sentada en el barandal del puente y aunque abajo no había carros ni piedras aun así me daba miedo porque era algo mucho más peligroso agua. En efecto el río y eran más de 20 m. de distancia.
Tenía un vestido morado algo entallado a su figura, su cabello suelto que llegaba hasta la cintura, va a sonar ridículo dado la situación pero simplemente ella se veía hermosa.
Su cuerpo se tensó al escuchar mi voz y me miro, soltó un suspiro y vi como sus lágrimas resbalaban por sus mejillas, me dio una mirada triste y susurro -lo siento trate de hacerlo pero no tuve el valor necesario para arrebatarle la vida. Lo siento-.
-Judith explícame por favor ¿sí?-
-Marc no pude abortar hace tiempo que me fui de casa y nadie sabe nada, no quería que me juzgaran-
Comencé a caminar hacia ella aprovechando que no me veía me pare justo de tras de Judith y la abrace con fuerza al mismo tiempo que ella se dejaba caer y yo la sostenía para que ella no cayera y la jalaba hacia atrás.
-Marc no hagas esto más difícil por favor!-
Y mientras ella decía eso, comenzó a patalear y a manotear y no paró hasta que logró sujetar mi cabello, para después empezar a jalarlo.
Y así comenzó una feroz lucha entre los dos, yo intentando salvar su vida y ella intentando que yo la soltará.
Pero...
Eso jamás iba a pasar.
Mis piernas empezaron a debilitarse y al parecer ella lo noto, pues comenzó a moverse más, si no hacía algo y pronto, no solo moriría Judith.

En Los Zapatos EquivocadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora