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El que se robe mis historia...
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Las noticias de la muerte de Irvin sacude incluso a la rebelión, mucho más, a sus líderes, cuando se le es adjudicada su muerte en actos públicos, describiéndolo como un acto despiadado, las teorías entre los líderes empiezan a surgir, ellos no habían autorizado aquel ataque, ni tenían conocimiento si alguno de los otro grupos lo había hecho, de haber sido así, alguna evidencia hubieran dejado como prueba de que en efecto, habían sido ellos, otro grupo quizás o tal vez incluso la propia corona, el funeral fue a cajón cerrado, funeral al cual Rahil fue invitada por el propio Reed, solamente a ella.
— Mi sentido pésame alteza... — Te inclinas apenas llegando al palacio, sintiéndote extraña, pero manteniendo muy bien tu papel en aquel momento, una expresión levemente afligida, las expresiones faciales lejos del escenario no son de tu gusto, pero la situación lo amerita, la expresión común de Reed te pareció extraña, no era un secreto para nadie que conocía al conde Irvin desde que era un niño, siendo este su padrino y amigo bastante cercano al padre de Reed.
— No hace falta Rahil... — Te enderezaste, él tendió su brazo para que lo tomaras, ya podías oír los murmullos de la gente apenas llegaras con él, si bien eras apreciada, era el rey, tu posición social no podía competir con la suya — Realmente aprecio que estés aquí. — Siendo ambos bastante carentes de expresiones faciales, la suya siendo más dura que la tuya, esta siendo suave, simplemente sin sonreír, una expresión neutral, la leve sonrisa en su rostro, una vez más, te sorprendió, sobre todo en aquella situación, aquel hombre no mostraba dolor alguno, ni pesar, parecía... Normal.
El resto del funeral te sentiste de la misma manera, la actitud de Reed estando en aquella situación era fuera de lugar, claro, cualquier persona diría que al ser el rey debía mantener la compostura, pero habías estado desde el inicio hasta el final, llevando una conversación con él, su comodidad contigo en aquella situación en la que entenderías si no hablaba tanto y se mantenía más bien pensativo, pero no, actuaba completamente normal, como las veces anteriores en las que hablaste con él, creías con una fuerza increíble que había sido el mismo Reed, pero su motivación no parecía clara en tu mente, quizás un golpe de estado, era una de las mayores posibilidades, otra menos es que hablara peste de él, Reed no tenía peros al mandar a asesinar a alguien si este le falta el respeto, pero eso no encajaba muy bien con la personalidad de Irvin, alguien que era bien conocido por su lealtad a Reed, no se puede olvidar tampoco el secreto a voces de sus intención de meterle su hija por los ojos a Reed, que menos que interesado, directamente ignoraba sus intentos, muchacha, que no se despego ni un solo momento del ataúd con un llanto desgarrador, junto a Reed, pudiste notar que su expresión no flaqueo en ningún momento al observar el dolor de la joven, en cierto momento Reed se acerco al ataúd, seguiste en tu lugar, sabiendo que hacer aquello era para las personas cercanas, viste sus labios moverse, captando lo que podías entender cómo.
"Púdrete, infeliz bastardo..."
Puede que quizás hayas estado equivocada, aunque eso era muy poco probable, todas tus habilidades estaban bien afinadas, las extrañas circunstancias, aquello era odio puro y aunque la rebelión odiaba a los cercanos a Reed, no empleaban ese tipo de brutalidad, lo que creíste leer en los labios del pelirrojo y el hecho de que ninguna noticia llegara a ustedes, hacia que tu teoría y una de las principales de las cabezas de la rebelión tomara más fuerza, fuera el motivo que fuese, era muy posible de que Reed asesinara a Irvin.
