11. Sangre

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Paty sintió como el vello de su nuca se erizaba. No se había dado cuenta, pero estaba en un pasillo distinto al que ella conocía... o quizás no.
Eventualmente, era el pasillo de la escuela. Ahí estaban los casilleros, los salones con números metálicos en las puertas y un montón de anuncios en pizarrones de corcho. La diferencia era la luz. Todo estaba mucho más oscuro, frío y tétrico. No escuchaba ningún otro ruido y empezó a sentir el temor hiriendo en sus entrañas.
-¿Paty?-.volvió a escuchar que alguien la llamaba.
Quería voltear pero sentía tanto tanto miedo le era imposible. Escuchó unos suaves pasos que se acercan a ella.
Aterrada, intentó correr pero sus piernas estaba paralizadas y sus pies clavados al piso.
Miró hacia los lados entre un ataque de pánico y las miradas de gritar, no podía mover otra cosa más que sus ojos buscando alguna escapatoria.
Miró hacia una de un ducto de ventilación. Por alguna razón le estaba llamando e invitándola a contemplarlo. El ducto estaba viejo, tenía las rendijas torcidas y sucias. Dentro de este, se escuchaba que un líquido fluía. Los pasos comenzaron a escucharse menos. Ahora parecía que se estaban alejando. Paty quiso mirar hacia atrás pero sus piernas no se lo permitieron. Volvió a mirar el ducto descubriendo que de él no brotaba otra cosa más que sangre...

Hay un asesino en mi escuela Donde viven las historias. Descúbrelo ahora