1. Caperucita roja y el lobo feroz.

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GENERO: Romance, fantasía.

PAREJA: NarutoxHinata

ADVERTENCIAS: Lemon.

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CAPERUCITA ROJA

Panes, queso y leche. Los brazos le dolían. Constantemente cambiaba la canasta de una mano a la otra. Hacía media hora que se había convencido de que cargarla con las dos manos la hacía caminar mas despacio y para colmo era más cansado.

Al paso que iba llegaría a la casa de su abuela dentro de una hora, o tal vez más, agradeció haber salido más temprano de lo normal.

Faltaba un día para su cumpleaños dieciocho y se sentía muy desesperada. Su madre ya había hablado de comprometerla con Toneri Otsusuki. Era un chico agradable y muy guapo, pero no era el indicado para ella.

Odiaba haber nacido mujer. Desde pequeña sus deseos habían sido reprimidos. Odia los vestidos que se volvían peor con cada año que pasaba. Creía que en dos años más sería requisito traer los senos de fuera. Era una tortura traerlos puestos, todos la miraban con lascivia. Para colmo de sus males había nacido demasiado dotada y la moda solo la exponía a ser acosada.

Se irguió en toda su escasa estatura, no se echaría para atrás, el peligro era eminente, pero no podía casarse con Toneri. No le importa tener que subyugarse a la voluntad de un hombre, pero de mínimo sería el que ella escogiera. Volvió a dudar pensando en lo que haría, el miedo le recorría por las venas helándole la sangre. Curiosamente ese día que había empezado con el calor de la osadía empezaba a sentirse demasiado frío, el día mas frío del invierno.

Se acomodó la caperuza gris cubriendo en su totalidad el azul profundo de su cabello.

Hacía media hora que había escondido su típica caperuza roja entre un montón de piedras. Le encantaba ese color, la hacía sentir segura, atrevida, una manera callada de revelarse como mujer. Le gustaba tener a todos los hombres a sus pies y mostrarles que por mucho que la desearan no podrían tenerla, por el simple hecho de que ella decidía quien sí y quien no. Era el único derecho que aún no le había sido arrebatado... hasta el día de mañana.

A lo lejos se escuchó un subido que a cada paso se hacia mas fuerte. Sin perder el tiempo se escondió, la capa de un color gris muy claro era ideal para esconderse entre las ramas y la nieve. Le proporcionaba el camuflaje perfecto.

Vio a Asuma, el leñador, arrastrando un montón de leña que aun parecía fresca. Era un señor agradable, de los pocos que se habían casado por amor, por lo mismo no la veía como la mayoría de los viejos cerdos.

Algunos eran incluso mayores, tanto que podrían ser sus abuelos, pero la edad en un hombre no importaba, y si hacían una buena propuesta su padre sería capaz de entregarla a cualquiera de ellos sin importar que tan decrépitos estuvieran. Por otro lado, Hana, su madre, estaba consciente de las pasiones que su hija despertaba en los hombres, por lo mismo veía en Toneri la opción perfecta, no era el más rico, pero si el más atractivo y joven de todos. De pelo plateado e hipnotizantes ojos azules. Con una sonrisa cálida que le hacía pensar que su hija gozaría de la compasión que muy pocos hombres tenían, y sus veintisiete años hacia que solo hubiera nueve años de diferencia entre los dos.

Hinata era callada, pero testaruda. Siempre aparentaba estar de acuerdo con Hiashi y cuando éste se daba la espalda ella buscaba la manera de contradecirlo sin quedar mal. Cuando era pequeña su carácter sumiso era en absoluto falso, pero Hana se había encargado de mostrarle la brutalidad de la realidad. Temía que su hija fuera maltratada y que no tuviera el valor necesario para defenderse. Le hubiese gustado mucho no tener que exponerla de una manera tan cruda a lo que la rodeaba, y deseo que hubiese sido más como su hija menor, Hanabi, la cual incluso se revelaba contra Hiashi, ganándose el respeto del patriarca y una que otra bofetada.

Caperucita roja. ONESHOTS NARUHINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora