4. Mi maestro.

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"Dios ayúdame"

Benditas las mujeres y maldito fuera su maestro por mostrarle lo perfectas que eran.

"Dame paciencia"

- Las mujeres son el motivo de todo. La inspiración del arte.

- No creo que el Miguel Ángel que vimos hace un rato sea el de una mujer.

Jiraiya miró a su alumno con el sarcasmo dibujado en el rostro - ¿Viste qué clase de hombre era ese?

Naruto no entendió que quiso decir su maestro, aún cuando empezaba a hacerlo.

Jiraiya era un hombre culto, inteligente. Una eminencia en todo lo relacionado con el arte y la historia. El ejemplo a seguir de Naruto, quién había decidido estudiar historia solo por seguir sus pasos. Ahora estaba en busca de su siguiente meta... Ser un experto en arte.

La idea era simple. Él ya sabía de métodos, procedimiento, y técnicas. Pero a diferencia de Jiraiya no tenía una fuente inspiración. Algo que le dijera como apreciar la pasión en una pintura, la melancolía en una estatua, la perfección real en una pieza de porcelana.

Para Naruto si algo estaba bien hecho era suficiente para obtener su admiración, pero en cambio, si veía una técnica mediocre en alguna pieza, consideraba ridículo que está pudiera alcanzar precios exorbitantes en comparación de otra mucho mejor hecha y relativamente contemporánea.

Rodó los ojos con fastidio e invitó a su maestro a explicarle levantando una ceja interrogante.

Jiraiya por su parte se rascó una oreja sumamente decepcionado. Naruto era su orgullo, pero al chico, no tan chico, le faltaba lo que toda persona necesitaba. Y no se refería a la pasión por la vida, claro que eso era fundamental. A Naruto le faltaba una meta propia, algo que no se basara en la admiración a otra persona, sino en su propia alma, en sus anhelos, sentimientos, gustos propios.

Jiraiya había perdido la esperanza al pasar de los años. Su alumno era divertido, tenaz e inteligente. Tal vez ese era su defecto, que pensaba demasiado las cosas.

- Basándome en lo orgulloso que parecía de su físico, lo único que puedo pensar es que no solía ser el hombre de la relación.

A Naruto se le fueron las palabras por varios segundos hasta que ahogó varias risotadas burlonas. Su maestro era imposible.

- Ese es un comentario de más sexista. Estamos en el siglo XXI, no puedes considerar que un hombre la hace de mujer solo por ser pasivo.

- Míralo como una metáfora.

- No puedo mirarlo de otra manera, y una vez más lo repito: no puedes considerar a un hombre como mujer solo por ser el pasivo de una relación. Que le guste recibir no significa que no sea masculino en su actuar.

- Ahora eres tú quien ataca a la igualdad de género. Que yo sepa no te crié para ser un machista.

Esta vez Naruto no pudo reprimir una risa burlona.

- ¿Que es una actitud masculina? - dijo Jiraiya con un tono filosófico y movió su mano en el aire formando pequeños círculos, buscando una respuesta a su propia pregunta en una pausa que resultaba dramática y sarcástica al mismo tiempo - ¿El jefe de familia? ¿Una figura autoritaria que impone su voluntad a través de un contrato matrimonial y la sangre que le hereda a sus vástagos? - volvió a hacer una pausa mirando con una ceja levantada directamente al rubio que no dejaba de reír - Oh vamos ahijado, estamos en el siglo XXI - Naruto no pudo hacer otra cosa que burlarse de si mismo. Había subestimado a su padrino y ser ridiculizado por sus propia palabras era lo mínimo que merecía - ¿Has visto a las mujeres de hoy? Siguiendo tu lógica ¿Estás diciendo que son hombres disfrazados? Son más rudas e imponente que los reyes en su apogeo. Y cuidado con contradecirlas o cuestionarlas porque es como tirar dinámica dentro de un volcán. Un ejemplo: mira a esa chica - Naruto miró la dirección de los ojos del mayor que en ese momento estaban llenos de lujuria.

Caperucita roja. ONESHOTS NARUHINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora