3. Infancia feliz

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Pareja: Naruhina
Advertencia: un poco de Shota (creo que así se llama el género inverso de Loli). Se ubica en el mundo ninja, precisamente en Boruto. Referencia al Lemon (no hay, tal vez en el siguiente). Un OneShot corto.
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"No puede ser cierto"

En definitiva no podía ser cierto.

– Amm... – Shikamaru lo pensó un rato queriendo aguantar un poco la carcajada que amenazaba con brotar de su garganta. El karma era un cabrón cuando de lo proponía – la situación es pasajera, el muy tonto estaba intentado... – se le contrajo el pecho y un sonido ahogado salió de su garganta, después se llevó la mano a la boca e intento controlar inútilmente la risotada que ya estaba saliendo. Las carcajadas dieron paso a gritos. En varias ocasiones intento detenerse, se quitó las lágrimas de los ojos y respiró profundo para intentar tranquilizarse pero todo eso era demasiado gracioso, solo a Naruto podía pasarle algo así.

Boruto se desesperó de esperar una explicación – !¿Qué estaba intentado?! – gritó molesto y eso solo dió paso a otro ataque de risa del castaño.

Oh... Sabía que no podía decirle eso a Boruto. No le diría que Naruto estaba buscando una forma de preservar la juventud de su esposa.

– Y ¿por qué no le preguntas a Sakura como es que ella lo hace? Solo tienes que decirle que le enseñe – le había contestado cuando le comentó de sus planes.

– ¿Y que todos vean el resultado? – había argumentado.

Naruto era un celoso de lo peor. Y Shikamaru era testigo. Había estado cuando manipuló a la Uzumaki para utilizar esa ropa que no le favorecía en nada, y también cuando le sangraba la nariz al comprar ropa interior sumamente provocadora e imaginarla con ella puesta. Naruto era un esposo pervertido, pero reservado. Prefería no revelar lo que se comía en la privacidad de su hogar.

Shikamaru lamentaba ser su confidente. Se había ganado con crecer la confianza del Hokague y éste le había aceptado al punto de contarle parte de sus intimidades.

–  Quiero algo temporal, que dure algunas horas, máximo unos días. No quiero que mi mujer se pasee por la aldea con su piel suave, sus piernas torneadas y sus... – se detuvo y limpió la baba que le salía por la comisura del labio. Shikamaru era de su confianza pero ni con él hablaría abiertamente de su mujer – como sea, me opongo a que mi mujer ande exhibiendo lo que es mío.

– Pero Sakura y Tsunade...

_ Me tiene sin cuidado lo que esas dos hagan – dijo mostrándose tajante – mira Shikamaru, hay cosas que solo yo sé, y te puedo asegurar que mi Hinata... – una vez más se detuvo. Odiaba no poderlo decir, pero odiaba aún más que los demás supieran.

No le diría a Shikamaru que la había comparado con todas.

La cara de su mujer era más bonita que la cara de Tenten, sus senos más grandes que los de Ino, un tracero prieto y turgente, mejor que el de Sakura, una combinación perfecta entre sumisión y control, que hacía de Tsunade algo indeseables.

No. Había muchas cosas que quería presumir de su mujer, por qué por Dios, era la cosa más erótica de ver cuándo la tenía abiertas de piernas y le metía toda su longitud en esa pequeña vagina babosa y caliente.

Si, Hinata tenía el cuerpo de una actriz porno y tenía a Dios de testigo que gemía como una.

Agradeció estar detrás de su escritorio por qué imaginarla le causó una erección enorme y dolorosa.

– Pero tú nunca has creado un jutsu.

– Pero he perfeccionado uno y dicen que eso es mucho más difícil. Aparte me parece que el jutsu de Tsunade le sería fácil de aprender, ella tiene un gran control del chakra, solo debo modificarlo antes de que lo aprenda para que tenga un efecto temporal.

Caperucita roja. ONESHOTS NARUHINA.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora