Capítulo VIII

33 3 0
                                    

Noa

Mi cabeza se convirtió en un caos, el cual ni siquiera regresando al trabajo pude disipar.

El encuentro con esos tres extraños me dejó las ideas revueltas, con miles de preguntas, y con miedo, mucho miedo.

De lo que sí soy consciente es que la vida es volátil, y que permanece en constante cambio. 

Sólo hace un par de horas estaba en el trabajo, como todos los días.

Monótono y rutinario.

 Y de repente me buscan personas, de quién sabe dónde, y a quién sabe qué.

Es una especie de terror y ansiedad, ninguna predomina, mis emociones simplemente se disparan, cómo si una parte de mi cabeza estuviera solamente esperando, rendida y la otra anticipando demasiados  finales.

Tengo que calmarme.

Miré la hora en el teléfono y para finalizar mi turno faltaban cinco minutos.

Estaba ordenando mis cosas  y dejando el delantal en el perchero, cuanto un estruendo me asustó.

Mirko yacía en el suelo, se había resbalado.

-¡Ay por dios me vas a matar del susto!-. grité a mi amigo.

-¡Peeeeerdón venia a decirte que ni loco te dejo ir sola a esa pseudo-reunión con gente desconocida!-. contestó éste, parándose rápidamente.

-Bueno está bien, pero apúrate que sino vamos a llegar tarde y quiero terminar lo más rápido que pueda con éste asunto-. contesté

-Pero si ni siquiera has empezado con éste "asunto"-. retrucó Mirko, con una carcajada.

-Lo que sea, me muero de los nervios-. dije y agarré mi mochila.

Esperé a que mi amigo se preparara y salimos del restaurante.

*****

En la puerta estaban los tres: la pelirroja, el muchacho castaño y el pelinegro. 

Se habían sentado en uno de los bancos de la entrada del restaurante; En frente estaba doña Geba, acomodando unos tejidos de su puesto, y escudriñándolos con recelo. 

Algo no está bien-Pensé-. Lo siento en mi estómago, como si fuera un nudo de advertencia.

Me aclaré la garganta.-Bueno, aquí estoy, ¿en qué los puedo ayudar?-.

El pelinegro iba a decir algo, pero la pelirroja (de nombre feo y difícil) se levantó de golpe, interrumpiendo las posibles palabras provenientes del muchacho.-Noa, queremos hablarte de un par de cosas pero lamento decirte que necesitamos ir a otro lugar-.Acto seguido, el pelinegro también se levantó y habló.-Sí, como dijo Rätsel, ¿No te molesta que sigamos la conversación en otro lugar?-.

El muchacho castaño seguía sentado, y su lenguaje corporal lo delataba: estaba nervioso.

Miré a mi amigo;Su cara tenía una expresión de desconcierto. Creo que se estaba con demasiadas incógnitas, igual que yo. Cuando estaba por decir que sí, Mirko habló.-Por supuesto que no, ella no va a ir a ningún lado-. Sabía que él iba a decir algo cómo eso, desde que lo conozco ha tenido un comportamiento sobre protector conmigo, el cuál de cierta forma agradezco mucho; y siguiendo las palabras de mi amigo, agregué:-Disculpen, pero ésta situación es muy extraña, y no pienso ir a ningún lugar con ustedes, no los conozco y tampoco me interesa lo que tengan para decirme-.

De repente el muchacho castaño, que había permanecido sentado en el banco, se levantó abrupta mente.-¡ Les dije que todo ésto es una locura!-. su pecho subía y bajaba con rapidez,  mirando a sus otros dos acompañantes.

-¡Lucas!-. Le grito el pelinegro, tomó una bocanada de aire y siguió.-cálmate por favor, con ésta actitud no nos estas ayudando, y  sabes que nuestra familia esta implicada en todo esto-.

Comenzaron a tener una discusión por momentos inteligible: el pelinegro hablaba en voz baja, mientras que el castaño estaba negado a escucharlo. La pelirroja parecía estar aguantando el enojo, hasta que les dijo -Basta-. con una contundencia hostil.

El desconcierto entre nosotros era abrumador. No quería tener problemas, y menos generarlos, así que...

-Otra vez..., no me interesa lo que tengan para decirme, y ya no nos molesten-.Dije y me di la vuelta para irme a  casa ;El nerviosismo que había se podía oler, la tensión abarcó la cuadra. Mirko, hizo lo mismo, se giró para emprender la vuelta y me tomó por los hombros de forma protectora. 

No habíamos hecho ni cinco pasos, que una voz femenina, la de la pelirroja, habló lo suficientemente fuerte:

-Los sueños son reales, y también son pesadillas... huir no es precisamente lo tuyo-.




Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jul 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

El Último JineteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora