Delirio

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Finalmente la mañana daba comienzo, el sol se asomaba lentamente por el horizonte, sus cálidos rayos se colaban por las ventanas del gimnasio del sunny, dos siluetas seguían recostadas, Sanji dormía sobre su mano reposada en la barandilla del banco y Zoro seguía acostado sobre las piernas del rubio. El primero en abrir los ojos fue Sanji, su rostros era iluminado por los tenues rayos, estos fastidiaban su vista, así que se cubrió con sus manos, el ruido de las gaviotas, fueron los que despertaron a Zoro. El rubio sintió algo moverse debajo de el, la hermosa chica tenia clavado sus ojos en el, no reacciono solo se limitaba a observar, a Sanji instantáneamente se le formaron corazones en su ojo.

–Marimo–chwan buenos días– dijo acercándose peligrosamente, sus labios estaban preparados para besarla.

Zoro mas que sonrojarse se sintió acorralado, asustado de los exagerados labios del cocinero, rodó a su izquierda cayendo al suelo.

–¿Ero-cook que piensas hacer?– preguntó irritado con varias gotas de sudor recorriendo su rostro y un leve sonrojo.

–Solo era un beso de "buenos días"– contestó.

–Ve a hacer eso con otras, no me jodas a mi.

Sanji lo miro dudoso, no tenia muchas ganas de despegarse de la peliverde, no lo entendía completamente, tal vez quería aprovechar el tiempo que estuviera en esa forma, si volvía a ser quien era antes no podría actuar así. Sumido en sus pensamientos, sentía las pequeñas patadas dadas por Zoro, recapacito.

–Cocinero– lo llamó

―¡¡¡Sanji COMIDA!!!― se escuchó por todo el barco–¿!DONDE ESTAS?!― preguntaba el capitan buscando en cada rincón.

Sanji al oírlo se levantó del asiento:

–Preparare el desayuno, vamos– dijo bajando primero– ¡Oi luffy, aquí estoy!– se anuncio.

Zoro se quedo recapacitando, había tenido un sueño, no le gustaba nada de lo que pasaba, "una mujer no puede ser una espadachina, es lo que decía aquella niña al borde de las lagrimas".–Ahora entiendo como te sentías esa vez– se dijo a si mismo pensando en su difunta amiga.

–¿Sanji que estabas haciendo?– dijo molesto Luffy– tengo hambre.

–Eres un como un niño– dio un salto, fue a la cocina siendo seguido por Luffy.

El cocinero busco por todos lados a sus damas, pero no las veía por ningún lado, tampoco se cruzó al simpático doctor, ni mucho menos oía los martillazos de Franky y Ussop, solo oía la armoniosa melodía del músico.

―¿Luffy donde están los demás?― pregunto encendiendo el fuego de la cocina y de paso el de su cigarrillo.

–Se fueron muy temprano, para hacer las compras y buscar a un duendecillo.

–Entiendo, pero– dio una calada de su cigarrillo y lanzo el humo a un costado– lo que no entiendo es ¿por que alguien tan inquieto como tu sigue acá?― preguntó

–Tengo hambre― contesto inflando sus mejillas– y Nami me dijo que me quedara, ya cause muchos líos al permitir que le pasara eso a Zoro– Sanji lo miro preocupado– shishishi, igual después iré yo a capturar a uno de los duendecillos.

"No se toma nada en serio" pensó el cocinero.

El grupo de Nami y Robin: compras.

–Este talle es el mejor ¿no crees Robin?― preguntaba la pelinaranja mirándose en uno de los espejos.

–Si, aunque tal vez el color no sea el indicado, los tonos verdes le quedan mejor– dijo robin.

–Se llevaran una gran sorpresa, después me encargare de cobrarles.

Cambios [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora