Four

13 2 0
                                    

Dos semanas después.

-¿Hola?-

-Hola, amor, llamaba para avisarte que tengo que ir de urgencia a San Francisco.-

-¿Qué?-

-Me contrataron para un importante caso, tengo que pasar por casa a hacer mi maleta. -

-¿Dónde estás?- pregunté bostezando.

-Lo siento, ¿te desperté? -

-Son las 3 de la mañana, Dakota.-

-Ya se hizo tan tarde...-balbuceó. - En un rato voy para allá. Te amo. - Cortó.

Dejé el teléfono en la mesa de luz. No podía negar que su comportamiento fue extraño, pero intenté no darle vueltas, mi mente no había despertado. Dos semanas trabajando arduamente para la marca deportiva que nos contrató, fue más tiempo del acordado. Tener la presión de los rivales no era poca cosa, diseñar todo con lujo de detalle; debía impactar lo suficiente para destacarnos, daba muchísimo trabajo.

Hoy terminamos todo antes de la una de la mañana, los últimos días, si nos íbamos a casa a las cuatro de la madrugada era demasiada suerte.

Cuando por fin puse los pies en mi departamento noté que Dakota no estaba. No había notas ni mensajes. Mi cuerpo estaba tan cansado que no le di importancia, solo me saqué la ropa y aterricé sobre el cómodo colchón.

Soñé con las cálidas playas de Miami, un relajado y hermoso sueño que fue interrumpido por la llamada de Dakota. Me resultó difícil conciliar el sueño, pero después de dar unas veinte vueltas sobre la cama, lo logré.

Un ruido de llaves en la puerta principal hizo que mis irritados ojos se abriesen. Una silueta frente a mí con cabello rubio se movía rápidamente de habitación al vestidor, suficientes veces para que me levantara de mal humor.

-¿Por cuánto tiempo te irás? Con todo el alboroto que estás haciendo parece que meses- pregunté fastidiada con mi voz ronca mañanera.

-Aun no me dieron esa información, Lauren, es un caso difícil. Puede tardar una semana como un mes. - bufó, mientras intentaba cerrar la valija.

-¿Y te lo dicen así, de la nada?-

-Sabes cómo es mi trabajo, Lauren. -

-Parece que me estuvieras abandonando. - bromeé intentando que mi mal humor no empeorara.

-No es así.- respondió extrañamente... ¿enojada?

-Siempre te hago estos chistes. -

-Pues, hoy no me causa. -

-Susceptible. No me dejaste dormir y estoy tratando mi mal humor, no tienes por qué reaccionar así. -

-¿Sabes? Jamás me quejo cuando lo único que escucho de ti son cosas de la empresa, a ti maldiciendo porque algo no va bien, de que vengas cansada a la noche mientras te espero. Ah... ¡pero jamás faltas a tu salida de viernes!-

-Espera un momento, estás siendo muy injusta. Tú tienes a tu familia y amigos aquí, cuando quieras, viven aquí. Es mi única salida, no tengo más conocidos que mis compañeros de trabajo. -

-¿Y yo? ¿Cuándo entro en tu vida?-

-¡Dakota, por dios! Vivo contigo, cada vez que te invito a salir o pasar tiempo juntas me respondes lo mismo: ya quedé con alguien. No eres capaz de cancelar un compromiso y venir conmigo. -

-Tengo mis tiempos organizados así, me tienes que avisar con anticipación cuando quieras que salgamos y yo...-

-¿Te escuchas cuando hablas? Me tratas como si fuera uno de tus clientes, te quejas de que no estoy contigo, porque el único momento donde no haces nada es en el cual yo estoy ocupada. Cuando estoy libre para ti, prefieres estar con tu gente. Nunca me quejé porque es tu forma de vivir, pero ¿culparme por no intentarlo? Estás equivocada. -

-Lauren, tú no tienen horarios y eso me exaspera. Yo tenía una vida organizada antes de conocerte...-

-Perdón, señorita perfección. No soy suficiente para ser parte en tu agenda de vida. - respondí sin paciencia, su comentario fue como una daga en el pecho. - ¿Eso significo en tu vida? -

-Lauren... espera, eso no es...-

-Es. Me hago tiempo para almorzar contigo, mandarte un mensaje y no dejar que todo lo que sea mi vida sea trabajo, por que yo sí quiero un futuro contigo...-

-No estás siendo justa. -

-Estoy defendiendo lo que siento, aceptamos nuestro estilo de vida. ¿Por qué ahora me sales con esto? -

-Eres una idiota, Lauren. -

-No huyas insultándome, admite que tienes un problema-

-Mi vida está organizada para no tener problemas, mi problema siempre eres tú. - al darse cuenta lo que acababa de salir de sus labios, abrió los ojos como platos.

Sentí mi corazón partirse en dos.

-Lo siento. - tartamudeó - no quise...- antes de dejar que saliera otra palabra de su boca, salí del vestidor y saqué de mi cajón un paquete con un moño.

- Tu "perfección" te ciega de un montón de cosas. - dije tirando el paquete sobre la cama. - Feliz aniversario. - completé sin mirarla.

Salí de esa habitación tan rápido como pude, cogí mi chaqueta y casco en el camino, cerrando fuerte la puerta de entrada. La presión en mi pecho hacia que costara respirar.

Con esa sensación de estar congelándome por dentro, prendí el motor de mi moto y aceleré. La fría brisa era reconfortante, necesitaba escapar de allí.

Estuve tanto tiempo organizando mis días para que el regalo de aniversario sea algo especial. Trabajé muy duro para terminar a tiempo con el contrato y comprar pasajes para un crucero.

Como siempre, podía pasar que estuviese ocupada, conseguí unos pasajes especiales sin fecha específica, creí que sería el regalo perfecto. Recuperar el tiempo perdido de todos estos meses en los que habíamos estado muy ocupadas persiguiendo nuestras aspiraciones laborales.

Ahora todo era diferente, esta no había sido una simple pelea, fue diferente. Algo en mi se había roto...

Sin prestar demasiada atención de a dónde me estaba yendo me di cuenta que inconsciente estaba frente al Hotel Refinery. Estacioné mi moto y me paré frente a las puertas del lugar.

-Quizás sea una señal. - suspiré antes de entrar.

A Letter In New YorkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora