Final

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— ¡Esto es el colmo contigo! ¡Estoy cansado de pasar vergüenzas por ti culpa chico! ¿He hecho algo para que me pagues de esa manera solo cuando busco lo mejor para ti y para todo el reino? ¡Deberías tener consideración por alguien más que no seas tú!

Seokmin hundió la cara entre las manos intentando ignorar todos los gritos que le estaba dando su abuelo. El rey lo había estado esperando furioso en su habitación cuando el príncipe volvió al palacio al amanecer. Estaba rojo de rabia y sus gritos se podían escuchar a través de las paredes.

— ¡¿Cuándo vas a madurar y aceptar responsabilidades?! ¡Fue de lo más grosero tener que...!

Seokmin lo interrumpió.

— ¡¿Pero qué más da si ella de todas maneras no estaba tampoco?! ¡¿Por qué me culpas a mí de todo cuando la chica tampoco se presentó en la cena?! —Exclamo perdiendo el control de su voz.

— ¡PORQUE ERES EL PRINCIPE! ¿ES TAN DIFICIL ENTENDERLO? —Seokmin estaba temblando de la rabia, apretando los puños, resistiendo el impulso de empujar a su abuelo lejos.

Había pasado una noche tan fantástica, todo para que terminara tan rápido como había empezado.

— ¡De acuerdo! ¡Iré a encontrarme con la dichosa chica y me arrodillare y pediré disculpas! ¡¿Eso está bien?!

El rey respiro profundo, inflando su pecho de manera impasible.

—Eso no es lo único que harás, vas a cortejarla y pasar toda la tarde con ella. Me asegurare que haya un guardia en cada esquina para que no escapes. —Su abuelo se arregló la ropa y el poco cabello que le quedaba y finalmente se acercó a la puerta, giro la cara y con la ceja enarcada dijo: — No vuelvas a hacerme perder los estribos, Seokmin.

Una amenaza implícita, Seokmin lo sabía. El rey se fue de su habitación dejándolo solo y por fin, luego de tantos gritos y malos ratos, se recostó en su cama.

Seokmin exhalo cansado. ¿Cuándo acabaría la tortura? No solo había sido engañado por la chica con la que había pasado la noche, sino que ahora tendría que vivir con el remordimiento de no haberla podido tener más tiempo. Se pasaron las manos por la cara, frustrado. Estaba reviviendo cada momento una y otra vez y no estaba más que sufriendo, porque ahora que estaba tan ido con esa mujer, tendría que desposar a otra.

Mierda. Seokmin quería, por primera vez en su vida; ser un ciudadano normal, pero de nuevo ¿De qué servía querer o desear algo que no iba a pasar?

Su cuerpo pedía una ducha caliente, así que pidió a las sirvientas que prepararan un baño de burbujas y cuando estuvo listo, se sumergió en el hasta que el agua se tornó fría y los dedos se arrugaron. Seokmin se sentó en el borde de la bañera con una toalla en su torso. No podía, ni quería dejar de pensar en la sonrisa de su amante, brillante, jugando con él hasta haberlo enloquecido, estaba tan enamorado de su cejas, de su maravilloso cuerpo, de la forma en la que ella parecía desarmarlo de cualquier manera.

Volvió a suspirar, parecía que ese se iba a convertir en su pasatiempo. Seokmin se vistió con las ropas más elegantes posibles y camino por los pasillos del palacio. Su abuelo había dicho la verdad: un guardia en cada esquina. Igual Seokmin no tenía pensado escapar, lo inevitable iba a ocurrir.

Detuvo a una sirvienta que iba pasando por su lado y le pregunto: — ¿Sabes del paradero de mi invitada y futura esposa?

La chica enseguida sonrió, como si la mención de la joven fuera espectacular.

—Está en la cocina alteza.

Seokmin frunció el ceño sin entender.

— ¿Qué hace en la cocina? —Era el último lugar donde se esperaba que estuviera, pero la sirvienta volvió a reír

Play with me (Seventeen/Seokmin) ChicoxChicaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora