Escritos

Sigo Aquí

Aquí estoy, durmiendo en la misma cama que alguna vez compartí.

Aquí estoy, mirando el mismo cielo estrellado que alguna vez anhelé alcanzar.

Aquí estoy, enfrentándome a los males que continuamente me atormentan, deseando que se limitaran a atacar sólo una parte de mi, pero no escuchan plegaria alguna. Me consumen desde dentro haciendo a mi cuerpo arder, provocando el impulso de desgarrar mi piel con la idea de que ello librará a mi alma de su crisálida mortal.

Aquí estoy, cayendo en el mismo oscuro abismo en el que me viste sumergido la última vez. Sólo soy la sombra de lo que alguna vez fue una brillante estrella que ahora no es capaz de ver más allá de su propia luz, que no distingue salida y que se limita a apagarse lentamente hasta formar parte de la densa penumbra que le rodea, sin esperanzas. Sólo soy una sombra de la persona que conociste alguna vez.

Aquí estoy y no se hasta cuando estaré. Cuando estarás. Cuando seremos aquello que alguna vez deseamos tan fervientemente ser, cuanto tiempo tardará en ser una realidad, cuanto tardaré en despertar o cuanto tardarás tú en hacerlo, si es que aún sueñas, si es que aún piensas como lo hiciste alguna vez.

Estoy aquí y lo seguiré estando, seguiré esperando aquello que aún no se que es, esperando la solución a todos estos problemas, tan sólo esperando una respuesta, pues no me queda nada más que hacer. Un minuto puede ser eterno y un mes insignificante dependiendo de lo que

hagas de él, de como lo veas, de como lo vivas, pues el tiempo es irrelevante. Podría esperar décadas por aquella respuesta si no fuera por la eterna agonía que se me hace entrar en mi cabeza, una tortura especialmente diseñada para mi.

Si sigo aquí, si no me no me he movido, ¿Por qué todo ha cambiado? Lo que alguna vez nos hizo sentir alegría ahora nos apaga con melancolía, llena nuestras mentes con imágenes intangibles y momentos irrepetibles que son muy lejanos a la lúgubre realidad a la que nos enfrentamos en el presente y tan sólo vivimos de la nostalgia que nos hiere y reconforta continuamente.

En mi cabeza estoy atado, sujeto de piernas y brazos, girando hasta el cansancio en una ruleta mortal, viendo como es derribado cada elemento de mi humanidad como las paredes de un castillo memorable que se desvanece junto a sus días de gloria, pero que aún así, sigue ahí. Puedo ver mi dignidad y mi autoestima por el suelo y aunque no están donde alguna vez estuvieron siguen aquí. Tú y yo, seguimos aquí.

Y así, ante la adversidad, Tú seguirás aquí, pues en mis recuerdos, en mi corazón y en cada rincón de este lugar, queda algo de ti que, al igual que yo ha perdurado contra el tiempo, contra cada momento, ante la eternidad. Y aún así, ni la distancia, ni la adversidad, ni las paredes de esta prisión han podido contra mí ni contra tu recuerdo, pues este lugar no sería nada sin ello.

Aún con todo esto sólo quiero que sepas que seguiré aquí, y que esperaré hasta el final pues no me queda nada más en este mundo que esperar. Quiero que sepas que he sido persistente, que he sido constante, aunque lentamente me desmorono mis cenizas siguen aquí con lo que aún se puede decir que queda de mi, pero que aún así necesitó de ti pues solo no soy nada.

Pero aún así, algún día, todo llegará a su final, ¿No es así?. Las paredes y columnas se derrumbaran, el cielo se nublará, el abismo terminará de consumir cada rayo de luz restante, los recuerdos se los llevará el viento al igual que las cenizas de lo que alguna vez fue algo en el tiempo y tú y yo, nosotros, finalmente nos desvaneceremos... Tan sólo Moriremos.

Y quizá, en otra realidad, tú serás yo y yo seré tú, y tú sufrirás en un intermitente silencio mientras que yo, ignorante de ti, podré o no estar sufriendo, podré o no estar viviendo, podré o no estar cumpliendo aquellas metas que soñé fuera de ese lugar del que no te haz podido mover, en esa cama en la que alguna vez dormí, arropado con aquellas mismas mantas, mirando aquel cielo que alguna vez anhelé alcanzar.