Capítulo 8: Lo que te mereces.

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Para cuando la puerta sonó, Chanyeol estaba demasiado ocupado llenando por quinta vez su vaso con Whisky, arrastró sus pasos hacia la entrada principal, y al abrir, ni siquiera miró a los ojos a su visita, incluso hasta evadió el beso que él pretendía darle.

Estaba ligeramente ebrio.

Kai ingresó en silencio, le observó por segundos enteros donde el mayor, cabizbajo, daba esta apariencia intimidante que no le gustaba en lo absoluto, se sintió nervioso.

—¿Pasa algo, cielo? —cuestionó.

Hacía semanas enteras que habían llegado a la confianza tal que se trataban como si fuesen pareja. Así pasaban el tiempo juntos y lograban hacer en una noche lo que la luz del día les privaba. El mayor siempre lo recibía con los brazos abiertos y besos profundos en lo que solía acorralarlo contra la pared y decirle cuánto lo había extrañado. Por eso al moreno se le hizo extraño este recibimiento, no se habían visto en varios días, pero ni siquiera le había saludado.

El más alto señaló el sofá vagamente, y con un tono rudo espetó:

—Ahí. Sientate.

Kai caminó cada paso con inseguridad, intentaba no perder de vista al mayor que, normalmente, no era así, nunca había tenido este tipo de actitud, ni siquiera en la primera vez que se vieron, por lo que ahora sentía que nada andaba bien, acató su orden y se sentó en aquel sofá negro de cuero, levantó su mirada hacia él, porque además, se había ubicado justo al frente suyo. Bajó un poco más su campo visual: en aquella posición lo único que podía contemplar era la cremallera de su pantalón. Tragó en seco.

—Hazte cargo de ello —volvió a espetar el mayor, sin cambiar la expresión en su rostro ni un poco.

—¿Pasa algo?

—¿Debe pasar algo para que cumplas con el que, se supone, es tu trabajo? Comienza.

—Pero...

—Comienza, dije —interrumpió.

El moreno llevó sus manos con lentitud hacia el pantalón foráneo, contenía su respiración al mismo tiempo en que desabrochaba su cinturón, desabotonaba la tela, bajaba la cremallera y se topaba con el bulto en su entrepierna, esta vez no se sintió deseoso, más bien asustado, no sabía lo que ocurría, pero la mirada profunda del hombre le decía que todo saldría mal aquella noche. Acarició la zona distraídamente, y pensó seguir así, hasta que sintió su mandíbula ser tomada abruptamente por su mano, para mirarlo, su expresión cambió totalmente.

—Hazlo mejor —ordenó el mayor, mucho después de soltar su barbilla con el mismo poco cuidado con el que la había tomado.

Cada vez que Chanyeol miraba a Kai, sentía una rabia inexplicable que le transportaba a las palabras de Jongdae, a las de su suegro, a las de todos los que le habían abierto los ojos. No tenía intenciones de flaquear, por primera vez, en tantos meses, sintió que el menor no merecía su compasión. Ni siquiera le calentaba el hecho de ver sus manos por su entrepierna.

—¿Cuántos clientes tienes?

Kai frunció su ceño, y le observó—¿Por qué lo...

—Ten algo en mente —interrumpió—. Aquí el único que tiene derecho a cuestionar soy yo. Tú sólo obedeces, ¿Ha quedado claro?

El menor bajó su mirada cuando sintió que su vista comenzaba a tornarse borrosa y cristalina, parpadeó un par de veces para que sus lágrimas no fuesen notables, y terminó asintiendo con su cabeza ante lo dicho por el adverso.

Pero aquello pareció no bastar. En un abrir y cerrar de ojos sintió un impacto contra su mejilla, el sonido seco de la palma del mayor contra su piel, lo que hizo que llevase sus manos a la zona afectada, también que fijara su mirada en él, desconcertado, sin entender nada de lo que ocurría, a punto del llanto.

Operación Syzygia ⋮ chankai.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora