C u a t r o

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A poco menos de 100 metros después, llegaron al recién inaugurado lugar

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A poco menos de 100 metros después, llegaron al recién inaugurado lugar.

Erick sigue chupando su cuello aún, de una manera tan fuerte que su piel tiene montones de marcas rojas.

-Bebé, ¿Podrías disimular un poco? Solo hasta que estemos dentro, el señor de la entrada va a mirarnos extraño- pone una mano en su trasero.

-No, el ya sabe el trabajo que escogió, así que debe atenerse a las consecuencias- se frota contra su miembro otra vez.

Gira el volante hacia la derecha, y se detiene junto a la cabina que está a su izquierda.

—B-Buenas noches— dice el rizado con las mejillas rojas, porque su novio aún sigue tocándolo.

—Que tengan una linda velada— le entrega un control pequeño, que indica es de un operador.

Continúa el recorrido hasta encontrar el número que les han asignado.

0411

Presiona el botón verde, y la compuerta de levanta.

Es como una cochera, pero con un diseño muy concentrado en la iluminación tenue.

Entra estacionando de reversa, presionando el botón amarillo para que la entrada vuelva a cerrarse.

Apaga el motor, y presiona un botón rojo del control.

Automáticamente una sensual canción comienza a sonar.

Es una gran ventaja que el techo pueda quitarse, y aprovecha para bajarlo.

Joel carga a Erick, y lo pone sobre el asiento del copiloto. Mientras se desnuda, el ojiverde lo observa tocando su entrada con uno de sus dedos.

—Tu también hazlo bebé— habla con la voz ronca, terminando de sacar su última prenda.

—Ayudame— vuelve a treparse sobre él.

El rizado presiona un botón que hace que su asiento quede casi totalmente en posición horizontal.

Lo ayuda quitando con rudeza el suéter que tiene atado a la cintura.

Luego, saca su remera con más velocidad, y se detiene. Besa su pezón, repetidas ocasiones, antes de que su boca intervenga lamiendo con suavizar mientras una de sus manos pelliza el otro.

Erick de sostiene del pene del más alto, retorciéndose ante tu hábil lengua. Comienza a masturbarlo con desesperación mientras se embarra urgidamente a él.

—¿Qué quiere mi bebé?— besa sus labios sin profundizar, manoseando sus nalgas.

—Quiero que te pongas un condón y me hagas el amor— presiona sus fuertes brazos.

—Sin condón, tómalo o déjalo—

—Sin condón, tómalo o déjalo—

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Auto hotel ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora