C i n c o

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Fin

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Fin

Escupe en su mano, después de ver el movimiento afirmativo del menor.

Lubrica su propio pene, levantando por la cintura a Erick, lo suficiente para poder tantear su entrada.

Con una de sus manos, sostiene su erección para mantenerla firme, mientras él ojiverde va sentándose en ella, de poco en poco.

Chilla sin preocupación, sintiendo como su gran pene lo abre; extrañaba tanto sentirse así de jodidamente bien.

Resopla en su cuello cuando a llegado hasta su base, y se detiene ahí mientras se acostumbra.

—Estas muy apretado bebé— susurra contra su oído, y con sus manos presionando su trasero.

—Casi olvidó lo rico que se siente hacerlo sin protección— sonríe sosteniendose de sus anchos hombros.

—No lo hacemos así desde que te dijeron que el embarazo era una consecuencia— sale de él casi completamente, y vuelve a meterse con fuerza.

Balbucea algo imposible de entender, pellizcando la piel del ojinegro.

—No es malo que tengamos un bebé—abre sus nalgas impulsándose rítmicamente en su interior.

—Ah, Dios— gime cuando alcanza su próstata —¿A q-qué te refie-res?—

—Nos amamos mucho— se acerca a su boca.

—Aj, si, mucho— grita cerrando los ojos.

—Somos ya casi unos adultos— lame su labio, aumentando la velocidad en cada penetración.

—Tu tienes 22 y yo 20— continua, ya que el rizado se ha detenido a descansar.

—No estaría mal formar una familia— lo observa moverse sobre el, como se penetra a sí mismo.

—¿Hablas enserio?— se detiene un momento.

—Si hablará enserio no te hubiera enviado el libro del Kamasutra— sonríe acariciando su cintura.

—Nunca me dijiste de que era, ¿Con que si lo hubiera leído en el avión?—

—Tambien hay otro libro en casa esperándote— se acerca y atrapa su labio con los dientes.

Aprieta sus nalgas mientras, se acomoda volviendo a penetrarlo hasta el fondo, taladrando su agujero, que comienza a contraerse.

Rasguña su espalda, con tanta fuerza que nota un poco de sangre en sus uñas.

—Mierda, si, si ahí!— gime contra su oído.

Grita alto, al tiempo con que se corre entre sus abdominales perfectos. Mueve su trasero, dándole la libertad de que siga, aunque su cuerpo este por caerse.

Suelta una fuerte nalgada, que deja su mano marcada en el glúteo derecho de Erick. Termina dentro de él, complacido, al ver que al retirarse el ojiverde de él, su semen escurre hasta sus piernas.

—¿De qué es el otro libro Joel?— dice apenas se recupera, jugando sobre su pecho.

—"Como aprender a ser buen padre"—

—"Como aprender a ser buen padre"—

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Auto hotel ¡! TerminadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora