Después de esa Grand Prix Final la vida de Yuzuru cambió por completo. Su corazón se sentía decepcionado y triste, aunque su mente se encontraba sumergido en dudas sin saber si su destinado lo había rechazado (¿era eso posible?) o si había sido una confusión de su parte.
Pero los problemas sentimentales no eran los únicos que lo acongojaban. Debía mejorar técnicamente si deseaba poder acceder a la elite del patinaje masculino. Por ello con la Federación Japonesa habían tomado la difícil decisión de dejar a su entrenadora Abe y buscar un nuevo horizonte, aquel que le abriera las grandes puertas del mundo competitivo.
Cuando uno de los ejecutivos sugirió a Orser su corazón le impidió que se quedara callado. Porque más allá de sus dudas con Fernández, era un competidor, y había notado las obvias habilidades técnicas del español.
El debate aún así se expandió durante un par de días, hasta que anunciaron públicamente que Yuzuru Hanyu se mudaría a Canadá para su nuevo entrenamiento. Dejar su ciudad y a su gente atrás había sido difícil, pero su madre fue su gran apoyo durante todo ese tiempo.
También, dentro suyo, sabía que el instinto le requería conocer en primera persona a Javier Fernández, aunque jamás quisiera admitirlo en voz alta.
La llegada al Cricket Club había sido toda una experiencia para él. Brian no hablaba japonés y apenas habían coincidido con Javier. La primera vez que se habían topado en el vestuario, Yuzuru se había emocionado, pero de nuevo había obtenido la misma respuesta indiferente del otro lado.
No fue hasta que Orser lo presentó ante todos los patinadores que al fin tuvo su mirada. Pero lejos de la ferviente emoción que siempre mencionaban los libros sobre almas gemelas, Fernández tan sólo lo vio con curiosidad.
La marca en la espalda de Yuzuru volvió a arder, entonces su mayor temor se volvió realidad. Estaba ilusionado con alguien equivocado. Javier no era su destinado.
La tristeza le duró el mismo tiempo que la inseguridad de estar en un país extranjero. Los entrenamientos eran arduos, había tenido que volver a la base del patinaje artístico y practicar sus filos. Luego, recién empezó los saltos. Todo había conseguido que su mente se vertiera sobre el trabajo duro, censurando de una vez por todas esas vagas ilusiones que le había traído la marca.
Aunque en su interior sabía que Fernández tenía que ver con su llegada a Toronto, ahora comprendía que su decisión iba más allá de una vil intuición. Había sido lo correcto, porque su calidad de patinaje había aumentado, sus saltos eran más estables y la próxima temporada se veía prometedora para su carrera.
La serie de la Grand Prix estaba una vez más cerca y no podía contener su emoción. Al día siguiente partirían con Orser a su primera competición, por lo que estaba aún dando vueltas en la pista, lleno de nerviosismo. Pero no era el único allí, algunos de sus compañeros estaban cerca a pesar de que los entrenamientos ya habían terminado.
Yuzuru estaba centrado en repasar su propia rutina, al punto que recién prestó atención cuando alguien le habló directamente.
-Hanyu... ¿Tienes una alma gemela?- la voz sorprendida de una patinadora capturó su atención.
La pregunta lo tomó por sorpresa, dirigiendo intuitivamente su mano su espalda para notar que cierta porción de su piel estaba expuesta. Enrojeciendo de inmediato y bajó la camiseta, pero era demasiado tarde, todos los atletas que aún estaban allí estaban mirándolo lleno de curiosidad, inclusive Javier.
-Yo... no...- musitó dubitativo, sintiéndose cohibido por completo.
-Es la primera vez que veo una marca.- la voz de Fernández se escuchó mientras se acercaba a él.
-¿Nunca? Mi hermana tiene uno, pero... creo que es el primer patinador del Cricket Club que lo tiene, ¿no?-
Todos estaban hablando muy entusiasmos y en inglés, dejando nervioso al japonés que apenas podía establecer una conversación simple en ese idioma. Pero para su fortuna comprendía lo que estaban hablando por algunas palabras vagas. Por ello cuando la conversación giró hacia Javier, lo miró sin poder contener su curiosidad real.
-Si, creo que si. Nadie más comentó que tuviera una.- respondió el español con un vago gesto.
Había sido una frase tan ligera y sutil que no se percató de cómo habían dispersado las pocas esperanzas que Yuzuru guardaba. Esa noche pudo conocer mejor a sus compañeros de pista, fue su primera charla con Javier y la primera sonrisa sólo dirigida a él, pero también fue esa noche que su corazón comprendió que estaba equivocado y estaba traicionando a su destinado al ver a Javier de esa forma.
Continuará...
Notas de autora:
¿Creían que no cumpliría? (?) ¡Aquí está el segundo capitulo de este pequeño fic! Muchas gracias a los que comentan y dejan kudos; también a mi BETA Carlas Cespedés. Si todo sale bien y les interesa, el domingo o lunes estaría subiendo ya la siguiente parte.
¡Nos leemos!
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Lovin you
RomanceYuzuru Hanyu a sus diecisiete años estaba seguro de tres cosas: uno, quería ser el mejor patinador del mundo. Dos, existían las almas gemelas. Tres, su alma gemela era Javier Fernádez. Temática: SoulMate. Slash