Capítulo 01

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Los cabellos azabache caían simulando cascabeles de carbón; la pálida piel era surcada de lágrimas constantemente, producto de los fuertes golpeteos recibidos.

La señora Callahan sabía cuán indefensa e inmaculada era su hija, su mirada gris se lo confirmaba cada que sonreía sin levantar las, muy por dentro, quemadas comisuras.

Quemada. Quemada y sangrante había estado una década atrás; cuando, con disimulo, se escabullía entre los escombros del olvidado incendio de la calle 45, en Stanford; riendo a carcajadas de lo que sabía, había provocado. Tuvo la suerte de compartir muerte con el nacimiento de la menor de los Callahan, tomando su pequeño cuerpecito como reen.

Vaya vida.

Isabelle Callahan había nacido como una niña normal, gozaba de los placeres que toda pequeña anhela a su edad e incluso más. Su vida parecía ser perfecta. Su vida. La vida de Isabelle Callahan.

Sin embargo, el telón de la menor de labios rosas, escondía bajo de sí la sombra de una mujer tan inteligente como macabra. Los habitantes de Stanford estaban tranquilos, ya que después de 15 años de muertes continuas, las avenidas gozaban de aparente seguridad. Las caderas anchas y la olvidada cabellera roja habían sido culpables de múltiples asesinatos, la belleza y maldad fusionadas en un fémina de 30 años que sabía cómo eliminar personas sin dejar rastro alguno.

¿Razón? Sólo ella lo sabe.

En su niñez, había pasado horas jugando con el cadáver de algún bicho que había encontrado en los rincones del orfanato; ella sola comprendía la inmensa satisfacción que sentía al degollar animales y, más tarde, individuos.

No le importó sacrificarse a sí misma con tal de conseguir que todo el edificio de ventanales oscuros ardiera en llamas. De todas formas, de ahí había salido y de ahí los había liberado; ahí estaba el sufrimiento suyo y de miles de niños que por años, soportaban la macabra actitud de las cuidadoras; ahí estaban las mujeres que bajo un hábito escondían su verdadero ser, torturando a los pequeños carentes de padres. Eso era inteligencia. Y si ellas podían ocultarse bajo un disfraz de religiosa, ¿Por qué la pelirroja no podía hacer lo mismo?

Su disfraz ya había sido elegido, ahora gozaba nuevamente de su plena juventud, con caireles azabache y rostro adorable, ¿Quién podría sospechar de una niña? ¿De la hija de los Callahan? Nadie.

Sonriente, terminó su obra maestra. Tenía frente a sí el cuerpo inerte del hombre que la había maltratado los últimos meses, al causante de las tonalidades moradas que se asomaban por el bordillo de su falda. Su padrastro merecía una lección, lo había aprendido por sí sola en el orfanato, él y todos los que se atrevieran a hacer lo que no debían con ella; a lastimarla, a dañarla, a romperla.

Cogió el platito con migajas de pastel, lo aventó al lavabo y prosiguió a desechar los guantes utilizados.

Salió de la cocina tarareando una melodía infantil, porque ¡Vamos! Era una niña.

Sólo una niña.

* * *

¿Y bien? ¿Qué tal? *-*

Es corta, ya sé.

En fin, me despido, soy mala para las notas de autora.

Nos vemos :D

Nos vemos :D

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⏰ Última actualización: Mar 28, 2020 ⏰

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