PRIMERA PARTE

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NACIDO ENTRE ESPINAS

PRIMERA PARTE

Alexandros Koshta se movía entre sus empleados y compañeros de trabajo, con cierta incomodidad; odiaba tener que asistir a esas fiestas, y más, desde que su padre hubiese hecho circular el rumor de que haría que su hijo se casara, con cualquier mujer que lograra quedarse embarazada de él.

Después de beberse una segunda copa de whisky, caminó en dirección a la cocina, pero entonces se fijó en una belleza que lo veía un poco más allá; supo de inmediato que la mujer frente a él, buscaba lo que todas, sexo para embazarse y darle el heredero que lo atara a ella de por vida.

Pasó por su lado y le sonrió, pero no sé detuvo, continuó su disimulado camino hacia su libertad.

Sin embargo, solo dos minutos después, ella se le acercó con una sonrisa en sus labios y una copa en su mano para él. Le recibió la copa que le brindaba, pero de inmediato se alejó para hablar con otro de los empresarios presentes allí, con los que tenía tratos de negocios.

Bebió de la copa sin sospechar nada, pero una luz vino sobre él cuando levantó la copa para tomar el último trago, vio un residuo harinoso al fondo y supo que había sido drogado se mantuvo alerta y buscó a la mujer con la mirada, descubrió que otro hombre la tenía entretenida en ese momento y aprovechó para huir de allí, yendo de inmediato por su vehículo. Condujo rápidamente alejándose y entonces empezó a sentirse extraño.

Sentía que su sangre aumentaba la velocidad de recorrido por sus venas y que sus músculos crecían y se ponían tensos. Un fuerte deseo sexual lo sorprendió, atacándolo de manera inexplicable; empezó a sentirse excitado hasta alturas que antes consideró imposibles; desvío la ruta que llevaba internándose por un camino de grava y condujo desesperado, sintiendo que algo extraño se apoderaba de él; empezaba a perder el control sobre sí mismo; incluso en continuas oleadas calientes y alarmantes olvidaba quién era y a dónde ir.

Vio una pequeña casa de dos plantas, casi oculta por los árboles y disminuyó la velocidad acercándose al porche; se apeó y temiendo no poder resistirlo más, tocó insistentemente en la puerta; casi la derriba a causa del ímpetu con que tocaba, pero al fin alguien se apiadó de él y vino a abrir

- ¡señor Koshta! - ese debía ser él pensó Alexandros con algo de esperanza, al parecer esa chica increíblemente sensual, lo conocía

- necesito... Necesito ayuda - logró decir - parece que sabes quién soy; yo no logro recordar, al parecer fui drogado, necesito ayuda...

Bárbara Freeman trabajaba para Alexandros Koshta en una de las empresas de desarrollo industrial que este poseía en Birmingham Alabama; era solo una de tantas empleadas de departamento, ella estaba entre las más alejadas de las directivas más importantes; jamás había estado en una fiesta con el señor Koshta y menos le había estrechado la mano o visto tan siquiera a los ojos; era solo una asesora de riesgos de la más alejada dependencia; había en la empresa cerca de setenta empleados con su mismo cargo y muchos con mejor posición y salario que ella.

Por estas y otras muchas causas, jamás se había permitido la más mínima fantasía con el millonario empresario. Escuchaba y conocía todo tipo de rumores sobre él y sus desaciertos amorosos y conocía al dedillo, todo lo que se comentaba con respecto al gran número de mujeres que intentaban darle casa, acudiendo a tretas inimaginables.

Bárbara sabía de la fiesta de esa noche, en un importante club apartado, uno de los accesos menos conocidos y también poco usados, quedaba por su casa; por allí nadie osaría aventurarse y menos a esa hora de la noche; eran cerca de las dos de la madrugada y Bárbara llevaba cerca de tres horas durmiendo cuándo escuchó los golpes en la puerta y cuando finalmente abrió después de ver por la mirilla y reconocer al hombre que con tanta insistencia tocaba a su puerta. Abrió de inmediato totalmente perpleja y luego se encuentra con que su jefe está aparentemente drogado

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