Far Away

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La luz matutina atravesó la ventana alumbrando el cuerpo desnudo de Troy, este abrió los ojos lentamente y tardó unos segundos en entender dónde estaba y cuando lo hizo se sorprendió de no ver a Gabriella a su lado, esperó unos minutos pensando que estaba en el baño, pero pasados 10 comenzó a preocuparse.

Se le hizo extraño que no estuviera, no sería capaz de dejarlo así y menos en su casa. Se preguntó si estaría desayunando, así que rápido se levantó de la cama, buscó su ropa y salió a buscarla mientras se abrochaba el pantalón.

En la cocina sólo encontró a Ryan que preparaba un licuado, se miraron sorprendidos y soltaron una risa discreta.

—Es para Kelsey—comentó apuntando hacia la licuadora.

—¿Has visto a Gabriella? —preguntó Troy directamente y un poco apenado.

Ryan lo miró sin entender cómo era había dormido con ella y ahora no sabía dónde estaba, pero Troy se encogió de hombros.

—¿No le has hablado a su teléfono?

—Lo dejó en la habitación.

Justo en ese momento la puerta de la casa se abrió, Gabriella con guantes y gorra atravesó el umbral y se despojó de su chamarra de la que resaltaban algunos residuos de nieve. Los chicos la miraron y ella sólo alzó las cejas.

—Ya está el licuado, iré a dárselo a Kelsey—comentó Ryan y desapareció corriendo.

Troy miró a Gabriella que no le había dirigido la palabra, le incomodaba su actitud, tenían que hablar y era su costumbre alejarse, lo había hecho ya en varias ocasiones, pero esta vez tendría que ser diferente pues estaba en juego su futuro.

—¿Qué pasa? —preguntó Gabriella al darse cuenta que este la miraba fijamente.

—Eso te pregunto yo, pasamos la noche juntos y despierto y no estás.

—Fui a correr—suspiró—necesitaba aclarar mis ideas. ¿También Ryan pasó aquí la noche?

—Sí pero no me interesa hablar de Ryan, me interesa hablar de nosotros—ella lo miró pero no surgió ninguna palabra de su boca—Por amor de Dios, Gabriella. ¡Necesitamos hablar! Lo que pasó anoche fue importante para mí.

—No grites—le pidió—los demás siguen durmiendo.

Se sentó en el sofá haciendo para un lado la ropa que se acababa de quitar, Troy se hizo lo mismo.

—Troy—le tomó la mano—estar contigo anoche fue maravilloso, hacía muchos años que no me sentía así. —Suspiró—Pero te lo dije el día de la cena, tenemos mundos diferentes y ni siquiera sé que sientes tú por mí.

El joven le quitó un mechón de cabello de la oreja y le dio un beso en la sien.

—Gabriella, han pasado 5 años en los que no he dejado de pensar en ti, en qué estás haciendo. Si no te busqué antes fue porque lo prometimos y porque quería que siguieras con tu vida. Pero este viaje me hizo darme cuenta tu sientes lo mismo que yo—volteó su rostro y posó sus labios sobre los de ella que no opuso resistencia alguna.

Se mantuvieron así varios minutos, con las manos entrelazadas y separando sus rostros sólo para respirar, pero entonces ella empujó el pecho de Troy con las manos quedando sólo sus frentes una sobre otra.

—Vives en Nueva York—cerró sus ojos—Estas en portada de revistas, besas a muchas chicas en escena, ¿Cómo encaja eso conmigo? Por eso salí a correr, porque estar contigo me hizo darme cuenta cuanto te extrañaba pero la realidad es otra Troy.

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