Capítulo 3

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El techo sobre su cabeza ya empezaba a lucir aburrido. No sabía cuanto tiempo llevaba mirando las bigas con la madera que formaban el techo de su habitación mientras el descansaba en su futón muriendo de aburrimiento.

¿Y sí salía? No creía que fuera buena idea, apenas y había sido llevado de su habitación a la del príncipe la noche anterior y algunos sirvientes sólo vinieron a traerle la comida y darle un cambio de ropa más cómoda a su parecer. Claro que las telas seguían siendo muy costosas.

La noche anterior el príncipe le había dicho que podía volver a casa. Aún no estaba seguro de que este le decía la verdad porque pensó que podría irse de allí al día siguiente, pero no fue así. El príncipe le había enviado un comunicado con uno de sus sirvientes. Un chico menudo de cabello negro y ojos oscuros. Le había parecido muy lindo cuando le sonrió dándole ánimos luego de haber leído el contenido de la carta.

El príncipe le mencionaba que no podría ir a su hogar ese mismo día, sino que tendría que esperar, ya que su general encargado estaba en una misión a las afueras del reino y no podía ocuparse de llevarlo a casa. También mencionaba que, aunque lo consideraba capaz de ir por si solo, no confiaba en que el camino sea seguro para él siendo tan largo. No pudo evitar sentir un atisbo de gratitud hacia el príncipe que estaba siendo tan comprensivo y precavido con él aún cuando este le rechazó de la mejor manera posible.

Soltó un suspiro. Ya no podía del aburrimiento.

¿Tal vez si caminaba por el jardín? No estaba lejos de su habitación. Lo había visto de camino a la habitación del príncipe. Tenía un lindo quiosco en medio rodeado de arbustos y flores. Además de que un puente salía de él y cruzaba el riachuelo que cruzaba el jardín y terminaba en el límite del palacio perdiéndose en la división de los muros. Bien, si iría, después de todo aún faltaba mucho para la siguiente comida y estaba seguro de que no era bueno quedarse encerrado en esa habitación, que, aunque cómoda ya le empezaba a asfixiar.

Fuera el aire era freso. Respiró profundo llenando sus pulmones y sonriendo con la sensación. Caminar por los pasillos externos del palacio era como un sueño. Uno muy antiguo.

Los arboles se extendían hacía los extremos y una diversidad impresionante de flores se exhibía a sus ojos. Varios sirvientes del palacio se encontraban limpiando y podando los arbustos o regando las flores. Se preguntó cuánto pagarían por trabajar en el palacio y que tan difícil sería. Aunque luego de meditarlo lo rechazó, todo el que trabajaba en el palacio era sometido a un juramento. Nada de lo que pasara en el palacio podría salir de ahí y no existían días de descanso. Odiaría no poder volver a ver a sus padres.

Una punzada de dolor atravesó su pecho al recordarlo.

"es mejor que vayas allá, tanto tu vida como la nuestra, serán mucho más cómodas"

Las palabras de su madre resonaron en su cabeza. Tal vez no seria malo no verlos. Sintió como su vista se empañaba mientras pensaba en que haría al salir de ahí. El dinero que le dieron a sus padres se lo quitarian. Ya no podrán pagar la medicina y vivir en comodidad. Él tendría que soportar el hecho de que sus padres lo vendieron para luego volver a trabajar para ellos y pagar la medicina y comida. Ahora sus manos se cerraban con fuerza por la ira. Aún no podía creer que lo hubieran hecho. Pero tampoco podía abandonarlos. Sus hombros cayeron a los lados. No podría irse de su hogar tampoco aún con lo que le hicieron. La resignación empezó a invadir su pecho ante lo que se venía.

-Ya veo porque el príncipe te quería – BaekHyun creyó que su corazón se saldría de su pecho.

Giró su cuerpo para encontrarse con una pequeña chica que lo observaba con ojos curioso. Parecía estar de puntillas intentado verle de cerca. Mirando su vestimenta podía decir que no era una simple sirvienta o algo parecido. Vestía un hanbok muy lindo de color crema con bordados azules y la peineta de su cabello hacia juego.

Afire Love (SooBaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora