100 Headcanons de Leiftan

4. Duda

Hay veces en que Leiftan duda.

Son los ojos de los refugiados, sobre todo de los niños, los que le hacen fijar la vista en su reflejo por más tiempo de lo normal.

Porque aquellos ojos le son muy familiares. 

No por el color o la forma. Sino por lo que han visto.

Esos ojos, al igual que los suyos, hablan de infancia arrebatada. De padres perdidos. De tener que abandonar el hogar amado.

Y quizás les envidia un poco, porque en esas miradas distingue identidades que no se esconden. Discierne esperanza por vivir y sueños que se nutren incluso en la precariedad.

Mas se consuela sabiendo que esas virtudes se mantienen gracias a grandes omisiones. Pues la gente es ajena a la cruda verdad del origen de aquellas tierras y de las atrocidades cometidas por aliados en nombre de su preservación.

Porque él sabe, y puede que mejor que nadie, que viven en un mundo que no debió ser.

Un lugar que fue engendrado en las entrañas de la misma muerte. Una dimensión, que desde su concepción, estuvo condenada a agonizar lentamente.

Y que él debe destruir.