Capítulo I

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El frío de parís hacia que me dieran ganas de solo estar en la habitación del hotel, mirando televisión, escribiendo o tocando guitarra. O simplemente pensando. Estos viajes eran realmente relajantes, tanta tensión luego de giras y finalmente un momento para encontrarme luego de hacer lo que más amo... Sin duda, excelente para mi. Jamás me había sentado tan bien estos encuentros conmigo mismo desde que empecé a hacer estos viajes... Pero este viaje era la excepción, venía acompañado.

Había mantenido mi ley de viajar solo para encontrarme, divertirme, descubrir y muchas cosas más pero este fue la excepción, ¿cómo podía decir "no" a una chica que apreciaba tanto? y de alguna manera, sentía una conexión increíble con ella. No, no hablo de amor. Hablo de una conexión de almas, una conexión que se dio en un clic. Ella tiene apenas 26 y yo tengo 34.

Nos conocimos en Los Angeles, cuando caminaba en dirección a Mophonics, mi antiguo lugar de trabajo. La vi bajándose de un taxi llena de instrumentos: desde 2 sintetizadores hasta 2 guitarras y un bajo. Estaba en la calle de al frente y cuando bajó con todo eso no podía creerlo. Me sorprendí al verla, me pareció bonito que trajera todo eso a su trabajo, o si es que sería el suyo. Pero luego de tanta vuelta reaccioné y crucé la calle luego de que el taxi se fuera, ella tenía todos los instrumentos en el suelo...

-¿te puedo ayudar? -pregunté

-¡Muchas gracias! Pero... -decía, mientras se agachaba y colocaba los sintetizadores y los pedales en pilas. -Sólo me gustaría que me abrieras la puerta, si no es mucha molestia.

-Tranquila, en serio te puedo ayudar. Digo mientras miro como levanta los sintetizadores y los pedales.

-Oh, no te puedo ver, pero prométeme una cosa: que no te irás corriendo con mis guitarras y mi bajo. -Dijo riéndose

-Tranquila, no los necesito. -Le dije riéndome hacia mis adentros.

Mientras le sostenía la puerta ella entró. La vi de perfil. Era pálida, cabello marrón claro, corto y ojos marrones...

-¿Puedes ver a tu alrededor y verificar si hay algún elevador?

-Sí, está a nuestra derecha, yo lo pido. Camina tres pasos hacia tu derecha.

-¡Muchas gracias!

Cuando llegó el elevador, la ayudé a entrar a éste. Entramos y subimos al segundo piso. Teníamos un gran espejo al lado de nosotros, así que llegó un momento donde lo vi y ella me estaba viendo fijamente. Le sonreí, quizá le gustaba Foster the People y me reconoció.

-Ya entiendo por qué decías que no necesitabas los instrumentos... -susurró.

Y así fue como todo comenzó. Trabajaba en Mophonics, y ella supo de éste por mi, la primera vez que nos conocimos fue totalmente conmovedor. Me dio un gran y largo abrazo cuando la deje en la cabina de grabación, y mientras hablábamos ella tenía los ojos llorosos. Esto me hacía también querer llorar a mi ya que este tipo de cosas me hacen totalmente el día y me recuerda por qué hago esto, por qué hago música y por qué me encanta hacerla sin importar qué. 

El sonido de alguien tocando a mi puerta me sacó de mis recuerdos. Miré hacia el reloj y eran las 9:15am. Pensé que podría ser limpieza pero ellos suelen hacer esto a los mediodías.

-Hola. -Me dijo cuando abrí.

-Hey, -Le respondí con una sonrisa. -Creo que alguien está emocionada y lista para salir. -Digo, mientras veía su pijama y su cabello corto algo alborotado. Reí a mis adentros.

-Muy gracioso Mark pero... -Dice, hasta que un fuerte estornudo la calló. 3 veces más. Me reí otra vez, y la invité a pasar con un gesto con la mano.

-¡No es gracioso! -Exclamó. Había cogido un resfriado que se debía al cambio climático de España hasta París. -Yo tenía muchísimas ganas de salir hoy. -Dijo haciendo un dulce puchero y sentándose en una silla al frente de mi cama.

-Pues la verdad... Yo no muchas. -Dije tirándome a la cama.

-Nunca había estado en París... ¡Es tan linda! ¡Muchas gracias por haberme traído hasta aquí! -Me dijo con una sonrisa y emoción que me invadieron y me alegraron totalmente.

Esas cosas me alegraban mucho, había olvidado que esta había sido su primera visita a París. Nunca había venido. Quizá yo porque he estado aquí ya varias veces le había cogido el gusto y me permitía a veces no salir de aquí porque lo vería luego. Y la comprendía, la primera vez que vine me pasó lo mismo por el cambio climático y estaba totalmente furioso, no me quedó de otra que quedarme viendo canales que no tenía idea de lo que decían y trataba de imitarlos. 

-Ah... ¡Sí! ¡De nada! No hay problema de verdad... Eres muy buena acompañante, muy curiosa. Ella se ríe y dice

-Al menos soy eso y no una molestia. 

-¡No digas eso! ¡Como alguien como tú podría serlo! -Le dije, serio.

Ella se quedó mirándome con una sonrisa y luego se levantó a pedir el desayuno. Yo me estiré hasta la pequeña mesita que quedaba al lado de mi cama y tomé el control remoto. Puse un canal de música francesa y lo dejé ahí. Cuando ella volvió le pregunté que había pedido.

-Cuando era joven estudié francés por 8 meses y luego lo dejé. Y lo dejé justamente en la parte que iba a empezar a aprender cosas de cocina y eso...

Me reí, y mucho. Me reía todo el tiempo. Hoy, no sé que demonios me ocurría. Pensaba en todas sus cualidades todo el tiempo. Creo que estoy así desde ayer que volvimos al Hotel de noche juntos. Habíamos vuelto de un bar que quedaba cerca que era estilo 1800. Había una música francesa espectacular y quedamos totalmente enamorados de este bar. Fuimos elegantes, ella tenía un lindo vestido y yo con un traje. No podía negar que se veía totalmente linda con aquél vestido. Así que luego de unas copas y bailar hasta que se nos cansaran los pies volvimos al hotel. Pero en el trayecto hacia el hotel, ella estaba algo pasada de copas y se recostó en mi hombro en todo el camino. Yo tenía mi brazo alrededor del suyo mientras caminábamos. Ella se reía de cosas que se acordaba y llegó un momento que empezó a cantar cualquier cosa. 

-¡Mark! ¡Vamos! -Dijo, mientras que se soltaba de mi brazo. -¡Canta conmigo! Me encanta tu voz. 

-Tranquila, a mi me gusta más escucharte cantar.

-¡Vamos! -Dijo mientras me daba un golpecito en el hombro. Mientras reía veía su cara mientras decía que era aburrido y hacia pucheros y se volteaba. Concluí que era la chica más hermosa que pueda haber. Su rostro y su personalidad iban muy bien. Eso la hacía totalmente hermosa... No tenía más, no tenía menos. Era ella, con sus imperfecciones haciéndolas de algo totalmente hermoso, algo humano y común. Y es una de las cosas que me hacen ver que ella es de este planeta.

-Mark, -Dice interrumpiendo mis pensamientos otra vez. -¿Te sucede algo?

-¡No! Para nada, Andrea. 

-Oh, ya veo... Pero bueno, si estás pensando en algo piensa después pero come, por favor.

Estábamos desayunando en la cama, yo tenía mucha hambre pero apenas doy un bocado de éste un ardor empieza en mi estómago que no me permite comer agusto.

Pasamos todo el desayuno comiendo y riendo, aunque yo estaba un poco más tímido de lo normal... Habían pasado tres años desde que la conocía, y de verdad no recuerdo en cual otra oportunidad anterior pude haber estado tan perdido en estas cosas que hace. Y recuerdo que nunca... Aunque creo que es porque ahora la estoy viendo más, solíamos hablar por teléfono de vez en cuando, ya que fue hace unos meses que el tour acabó. Pero... Sigue siendo un extraño sentimiento.

Ella, se cansó de estar en el hotel y me obligó a salir con ella. Yo acepté sin mucho que refutarle, no quería, no podía. Caminamos por las calles de París como si las conociéramos, como si ya hubiésemos compartido este momento juntos... Por eso es que yo digo que tenemos una conexión increíble. ¿Es posible qué te sientas tan agusto con alguien y tan cómodo, qué de alguna manera, no necesitas pensar sobre algún tema porque siempre están hablando? Eso me ocurre a mi. ¿Pensar en estas cosas significa que puedo estar comparando a Andrea con otras chicas que he estado antes? No lo sé... <<¿Qué será todo esto?>> pensaba, mientras empezaba a mirar al cielo.

Nevermind (Fanfic con Mark Foster)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora