Capítulo 4

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  Varias cuadras lejos de donde Eiji se encontraba, una chica de 19 años dormía tranquilamente en su cama. Estaba exhausta luego de haberse esforzado tanto en su entrenamiento, pero la temporada por fin terminaría en una semana y podría darle a su cuerpo unas pequeñas vacaciones. 

De repente, su celular sonó logrando despertarla. Aún algo adormilada , y preguntándose quién podría estar llamándola a esa hora, se estiró para tomar el celular, y sin ver el nombre en la pantalla atendió.

-¿Hola? ¿Quién es?

-Kaori...

En ese momento su corazón dio un vuelco, y todo el sueño que tenía desapareció en una fracción de segundo, dejándola más despierta que nunca al reconocer esa voz. Se levantó de un salto y trató de encontrar las palabras para expresar el torbellino de emociones que tenía dentro.

-¡Eiji! ¡Estás bien! Estaba tan preocupada, maldito hijo de perra, ¡¿Por qué nunca me llamaste?! 

-Lo siento..-respondió Eiji con miedo a que sus palabras enojaran más a la chica.

-¿Lo siento? TE FUISTE POR DOS AÑOS Y APENAS DISTE SEÑALES DE VIDA, ¡¿Y ME DICES LO SIENTO?!

-¡Perdón! Creeme que quise hacerlo, pero tuve muchos problemas. Sé que hablaste con mis padres y sabes un poco de lo que pasó, así que déjame explicartelo bien por favor. 

-Agh, te aprovechas de que no puedo enojarme contigo más de dos minutos ¿verdad? Está bien - suspiró resignada- Te extrañé mucho, Eiji...no tienes idea.

Al escucharla hablar en ese tono, el pelinegro se sintió algo incómodo. Tal vez antes se habría sentido feliz y hasta emocionado, pero ahora sólo le daba una sensación agridulce.

-Y yo a ti, lo sabes.- le respondió tratando de ser lo más normal posible.- Escucha, siento haberte despertado, vuelve a dormir, hablaremos mañana ¿si?

-Espera, ¿cómo está tu herida? Tenía tanto miedo cuando me enteré...

-En poco tiempo estaré recuperado del todo, pero ya estoy mucho mejor.

-¡Que alivio!. Bueno...adiós, te llamaré mañana.

-Descansa.

-Te quiero, Eiji, me hace muy feliz que estés de vuelta.- le dijo con dulzura.

De nuevo, ese tono. Y esa incómoda sensación de no saber bien qué responder.

-Y yo a ti, me alegra estar de vuelta. Buenas noches.

-Buenas noches.

Eiji colgó, y al levantar la cabeza se encontró con la mirada interrogante de Ash. El japonés había tratado de conversar con la mayor normalidad posible, pero su ligero tartamudeo y uno que otro gesto nervioso no pasaron desapercibidos para el rubio, que dedujo por donde iba la cosa. Eso le provocó un nudo en el estómago, que prefirió ignorar.

-¿Quien es Kaori?- preguntó intentando fingir mera curiosidad.

-Una amiga de la preparatoria.-respondió Eiji, ajeno al malestar de su amigo.

-Nunca me habías hablado de ella.

-Ah...¿No lo hice?

Era cierto, y cayó en ese instante: no lo había hecho. 

-No que recuerde.

-Bueno...no íbamos a la misma clase, pero nos conocimos gracias al club de atletismo. Fuimos juntos a varias competencias y se volvió mi mejor amiga, aunque después de mi lesión nos alejamos un poco. Supongo que por eso no te conté de ella. Aún así, volvimos a vernos antes de que me fuera con Ibe-san, y prometimos seguir haciéndolo cuando volviera, pero bueno...al final me quedé más tiempo de lo planeado.

Por Siempre, AshWhere stories live. Discover now