Leer con multimedia.
Corría el mes de noviembre; Frío como de costumbre.
El día estaba nublado pero ese no era motivo para faltar a la última cita que tenía.
Caminaba por la banqueta mientras metía las manos a los bolsos de mi saco negro. Algunas gotas comenzaron a caer y fue motivo para abrir mi paraguas. Noviembre siempre sería un mes lleno de tristeza.
Aumente mi paso, ya casi llegaba, una cuadra mas y estaría donde lo prometí.
Los nervios se hacían presentes cuando avanzaba de poco en poco, mis piernas temblaban y mi paso comenzaba a ser lento. Definitivamente no quería llegar.
Sin embargo no pasó mucho tiempo para que mi única barrera fuera la puerta de cristal con un cartel que decía "Empuje". Me quedé un momento ahí, estática hasta que el valor volvió a mí. Cerré el paraguas para luego adentrarme al lugar. Con la mirada busqué a lo que sería mi compañía: Estaba con una gorra, su auténtica chaqueta negra y con el teléfono en mano, a su lado estaba un hombre algo corpulento y de cabellera canosa, era David, el abogado.
Camine hasta la última mesa viendo con determinación al castaño que no dejaba de textear. Llegué con un poco de retraso y el primero en saludarme fue David. Un apretón de manos y ya estaba. Ahora la parte difícil. Chris levantó la vista para verme, y después de soltar un "hola" me tendió la mano.
Me senté justo al frente suyo y a la derecha del abogado. El momento había llegado y yo aún no estaba preparada.
— ¿Estan listos? — Preguntó el abogado. No, no lo estaba.
— Sí. — Contestó Chris por los dos. No me quedó mas que asentir y escuchar.
— Entonces, comenzaré. — Habló. — Como no existen hijos en común el proceso se hizo mas fácil y rápido. Ahora, lo único que falta es firmar. — Nos tendió los papeles mientras trataba de procesar lo que estaba a punto de hacer.
Firma de la esposa, leí.
¿Cómo habíamos llegado a esto? ¿Qué nos pasó?
Nuestro amor había sido hecho para las pantallas de cine, pero el amor era efímero y yo no podía hacer nada para cambiarlo.Tomé la pluma, estaba por firmar y poder acabar todo, pero antes lo miré: Él no había firmado.
— No lo hagas. — Dijo mientras dejaba la pluma de lado. — Prometí que nunca te dejaría. — Terminó diciendo para después cerrar el legajo donde venían los papeles de divorcio.
Se levantó al igual que yo, me susurró tantas cosas que me era imposible explicar. Todo pasó tan rápido que no me di cuenta que no era real.
— Rose. — Escuché como decían mi nombre. David estaba esperando mi firma.
Con algo de ilusión miré a Chris a la espera de que su firma no estuviera en ese papel, pero no, él ya había firmado.
No me quedó de otra, con el corazón en la mano, firme nuestro divorcio. Firme lo único que me unía a él.
— Oficialmente están divorciados. — Sin decir nada salí de aquel lugar. Muy poco me importó la lluvia, en este momento nada era de importancia, no cuando ya no lo tenía a él.
¿Por qué si me amaba me dejó ir?, era la pregunta que rondaba por mi cabeza. Ahora no me quedaba nada mas que esperar a que tocara mi puerta y así, poder ver su cara por última vez porque cuando dijo su último adiós morí un poco por dentro.
Él era todo lo que quería, y ya no estaba.