Capítulo 4: Mas fuerte que una espada

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El sol se sentía muy cálido en mis redondas mejillas, la brisa soplaba suavemente en mi cabello, uno que otro pájaro podía ser escuchado si se le prestaba la detenida atención. Mi cabeza podía sentirse en paz con este paisaje tan maravilloso. Aunque lo bueno, siempre dura poco. Una fuerte y firme voz me regreso del fantasioso país que era mi cabeza.
-Hey, tierra llamando a Ruby ¿Me copias, Ruby?-. Dijo la voz, ya mas que reconocible.
-Ngh… Freya, estaba soñando lindo…-. Balbucee por lo bajo, mi cuerpo aun estaba muy dormido y torpe.
-Ve despertando, cariño, ya casi llegamos-. Espetó muy seria la imponente valquiria. A lo lejos, podía verse un enorme castillo muy bien custodiado y vigilado. Nuestro destino estaba a solo unos minutos.
Pero que tonta de mi parte, si continuo narrando así, van a terminar por odiarme lectores, disculpen mi estupidez. Lo ultimo que les narre fue mi encuentro cercano con Freya, bueno, después de eso, pasaron varios días de rutinaria paz. La valquiria y yo eramos mas unidas que antes, pero había momentos en que nos era incomodo mirarnos demasiado, por lo menos de mi parte. Batallamos incansablemente en la gran arena, hasta que un día, recibimos una carta muy especial. Eran cerca de las 3 de la tarde, justo salíamos de una dura partida con Freya, donde ganamos casi por nada. Entonces lo vimos, un extraño sujeto bien vestido, cubierto de una armadura elegante pero tapado con una vieja manta, típico de un explorador de largas distancias. Traía una carta con un bello sello azul en ella. Si de por si, la situación era muy fuera de lo habitual, la reacción de Freya me sorprendió aun más. Al momento de recibir el sobre, lo abrió de inmediato y sin pensárselo ni un segundo, parece ser que ella tenia experiencias pasadas en cosas así. Sus ojos se movían veloces, ansiosos al no saber que le esperaba. Me acerque a ella, esperando conseguir respuestas sobre que estaba pasando.
-Nunca había visto una carta con un sobre tan elegante-. Dije ingenuamente, muchas cosas de por aquí eran totalmente nuevas a mis ojos.
-Es porque no es una carta común, Ruby, es una enviada por la alta realeza, la familia real de la Princesa Odette, próximamente reina-.
No supe que responder a eso, Freya se notaba muy seria a la situación, aunque tampoco tenia mucho que decir, jamás había conocido a una persona tan importante como “una princesa”.
-Y… ¿Qué dice, Freya?- Pregunte con gran curiosidad.
-Es algo serio, Odette esta precisando mi ayuda.-
La valquiria respondía firme y cortante, su actitud se puso muy seria, hasta diría que con algo de miedo. Yo no era precisamente la mejor persona para ayudar a alguien con sus problemas, pero era mi Freya, ella necesitaba algo de contención. Tome su mano con la mía y entrelace nuestros dedos con fuerza, tratando de darle algo de paz. Ella capto el mensaje al instante, y solo me correspondió, dejando salir una bella sonrisa, esa sonrisa que tanta alegría le daba a mi corazón. La valquiria guardo el papel, y con su mano libre me tomo de la cadera, apegándome mas a ella. Su respiración era cálida, tranquila, y sus latidos iban a un ritmo moderadamente normal, caso que no era el mio. Sus labios quedaron a solo centímetros de los mios, no podía quitar la mirada de sus bellos ojos y parecía ser, que ella tampoco quería separarse de mi.
-Sera un viaje muy largo el que tendremos que hacer, Ruby, ve a preparar tu oz, saldremos durante la noche-.
Eso fue mas shockeante que un balde de agua helada en pleno invierno. ¿Yo iría con ella? Ni siquiera me dijo que estaba pasando, y ya me ordenaba prepararme para salir hacia un destino desconocido.
-P-Pero, Freya, yo nunca fui a un lugar de clase alta, siempre fui una vagabunda ¿Qué pensaran todos al verme? No quiero hacerte quedar mal. Además ¿Por qué debemos ir?¿Y nuestros turnos de batalla aquí? Y-.
No pude continuar con mis excusas, mi voz fue forzada a apagarse por algo que no pude ver venir. Los suaves, carnosos y dulces labios de Freya se habían unido a los mios sin previo aviso. Eran tan cálidos, tan deliciosos, lograron que mi corazón se acelere a un nuevo nivel que yo creía imposible, mi rostro era mas rojo que cualquier tomate que haya visto. El beso duro unos cuantos segundos, hasta que la valquiria decidió separarse muy despacio, y para terminar, su lengua degustó esa boca. Me costaba pensar bien, y sentir la respiración de ella tan cerca no ayudaba.
-Bien, esta decidió, hoy mismo saldremos hacia esas tierras.-
No pude dar mas excusas, el programa pensar.exe no respondía.
Y Bueno, aquí estamos, el viaje fue largo y pacifico, Freya se comportaba mas y mas cariñosa conmigo, y eso me gustaba, mucho, nadie había sido así conmigo. Nuestra carroza imperial ingreso lentamente en la imponente fortaleza, tenia murallas gigantes, mas altas que cualquier árbol que yo conozca, y parecían ser mas dura que el mismísimo acero. Dentro de ella, abundaba en escandalo. La gente gritaba, anunciando sus productos o servicios a los cuatro vientos, algunos caballeros perseguían a unos maleantes que detuvieron sin mucho problema, y el sonido de las carrozas moviéndose por doquier parecía ser el pan de cada día en este lugar. Nuestra carroza se dirigió mas allá de todo ese escándalo, avanzando hacia el centro del poblado. Hace mucho tiempo, había oído que existían grandes ciudades con una “tecnologia” mas avanzada de la que se puede imaginar, pero por el contrario, este reino lucia muy medieval, parece ser que hay gente que se niega al cambio. Después de casi unos 20 minutos de andar por el pueblo, logramos llegar al gran castillo central, donde una ostentosa guardia real nos esperaba. Frente a ellos, una encantadora y hermosa mujer esperaba de pie, seria con sus brazos cruzados. Traía un bello vestido blanco, con un cabello con tonalidad anaranjada largo, y curiosamente, en sus manos cargaba una espada y un bastón, curiosa combinación. Freya y yo bajamos del vehículo, a lo que toda esa imponente guardia real respondió arrodillándose ante nosotras.
-Freya la valquiria, se ve que los años no te afectan en lo mas mínimo, que envidia me das.- Dijo la joven de vestido con un tono algo burlón.
-Por el contrario, a ti los años no han hecho mas que exaltar lo hermosa que ya eras, Princesa Odette-. Respondió la valquiria, arrodillándose y besando la palma de la joven. Está sólo respondió con una tímida sonrisa, debo admitir que no me gustaba que Freya fuera así de cariñosa con una mujer que literalmente, acabó de conocer, pero parece que ellas dos eran viejas amigas, así que solo guarde silencio. La princesa giro su atención a mi, con una expresión dudosa e insegura.
-Y ¿Quién es esta pequeña niña, Freya?-. Pregunto sin mas.
-Oh que modales los mios, Odette, ella es mi guapa novia, Ruby.
Tanto la princesa como yo, saltamos sobre nuestros cabales ¡¿Novia?! ¿Cuándo ocurrió eso? Se que soy torpe en cuanto a relaciones refiere pero ¿Ya podíamos contar como una relación de ese tipo? Digo, hicimos varias cosas y nos besamos, tal vez ese beso de Freya fue la bala que disparo hacia una relación. Mi cabeza pensaba cientos de cosas a la vez, hasta que una carcajada me regreso a la realidad.
-Es broma, Odette, ella es mi mejor amiga, Ruby, y también es mi dúo en combates, supuse que si necesitabas mi fuerza, ella seria un gran aditamento a nuestra mano guerrera.
Mi cabeza estuvo a punto de explotar, de un momento al otro pase a ser la novia de la valquiria, y ahora fui terriblemente friendzoneada, el destino si que sabia burlarse de mi. Risa y risa, terminamos por entrar al enorme castillo. El lujo era sin igual, grandes paredes blancas como la nieve, adornadas con recuadros en perfecto estado, estatuas de mármol que lucían casi reales, ventanales increíbles que te hacían quedar boquiabierta, nunca pensé entrar en un lugar tan impresionante. Freya no le daba importancia alguna, parece ser que estaba acostumbrada. Aunque lo que no me vi venir, es que tomo mi mano con la suya, para que ambas caminemos una junto a la otra. Mi rostro era muy delator en estas cosas, malditos cachetes rojos. Avanzamos por un gran vestíbulo hasta llegar a la sala del trono. Detrás de ella, ingresamos a una habitación llena de mapas y gráficas por todas las paredes, parecía ser un lugar para estrategias militares. Odette suspiro al momento en que ambas entramos.
-Bien Freya, seré directa, ella esta de regreso-. Dijo alarmada la princesa.
-¿Ella? ¿Cómo que ella, Odette? ¿De que hablas?- le respondió Freya, ella se veía preocupada, como si tratara de negarse a creer algo que más.
-Alice… Alice regreso.
¿Alice?¿Quien era esa tal Alice? No podía entender nada de la situación, así que me dejaba guiar por como reaccionara Freya. Y parece ser, que este tema era mas serio de lo que yo imaginaba. La valquiria golpeo furiosa la pared con su puño, resquebrajando fácilmente la pared. Su fuerza estaba fuera de control, y su rostro lucia furioso, cargado de ira como nunca la había visto.
-¿Estas segura de eso?- Pregunto muy seria la valquiria
-No nos quedan dudas, Freya, encontramos los restos de varios soldados del imperio de luz podridos, algunos incluso parecía que les habían succionado la vida, y solo dos seres pueden hacer eso, Vexana y Alice.-
Un silencio incomodo se adueño del lugar, la valquiria mordía sus labios llena de rabia ¿Por qué ese nombre la perturbaba tanto? No me atrevía a decir nada en ese momento, solo me limitaba a observar.
-¿Dónde esta esa maldita puta?-. Interrogo Freya, ya no parecía ella, el odio se apoderaba de ella, incluso la princesa se veía intimidada
-Los cadáveres que encontramos, estaban cerca del bosque antiguo pero… hay mas de lo que parece, Freya. Según me han dicho los exploradores, vieron a Alice no solo con Helcurt y Balmond escoltandola…ahora tenía una elite completa de guerreros demoniacos junto a ella.- Odette trago saliva, parece que hablar de estas cosas la ponía nerviosa.
-No me importa, acabaré con todos y cada uno de ellos, y después me asegurare de matar a esa mujer de una vez por todas.-
Los ojos de Freya me eran totalmente ajenos, su mirada solo ansiaba sangre, la conocía bien… Por que también padecí eso. Pero yo no quería perder a mi dulce valquiria, estruje su mano con mucha fuerza, buscando calmarla. Y para mi sorpresa, lo hice, su atención se centro en mi único ojo, y pude reconocer finalmente a la Freya que yo tanto quería. La princesa quedó atónita por esto, pero no dijo nada mas.
-Arreglaremos esto por la mañana, habrán tenido un largo viaje, dejenme mostrarles sus habitaciones-. La princesa los señalo por donde ir, yendo ella primero. Había logrado calmar a la furiosa valquiria con solo tomar su mano, eso … ¿Qué significaría? ¿De verdad valia tanto para ella? ¿Tanto poder tenia yo...en ella?

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⏰ Última actualización: Mar 20, 2019 ⏰

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Dulce SuaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora