Dos y media de la madrugada. La noche se hace eterna sólo para los que no la sepan utilizar. Este no era el caso. Estaban en un bar, ella y Miel, riendo a carcajadas. La libertad se tiene que saber disfrutar. El universo les sonreía, entregándoles luz a sus vidas. Tenían el día siguiente libre. Podían dormir hasta tarde. El alcohol aún no hacía tanto efecto. Pero se divertían con cada anécdota de su día a día. Pidieron otra ronda de tragos. Risas iban y risas venían. Pero no sabían que la verdadera diversión aún no empezaba. De pronto Miel golpeó la pierna de ella. Esta casi se ahoga con la cerveza, por el golpe.
– Aquel chico te está mirando –dijo la joven Miel. Disimuladamente se dio vuelta para ver, de quién se trataba. Frunció un poco el ceño, porque no lo conocía, pero le resultaba familiar su rostro.
– Tal vez le debo dinero –dijo dándole menor importancia. Volvió a mirar a su amiga, continuando con la charla y olvidando el tema.
Pero esos ojos se habían clavado como una piedra en el zapato. Ella se comenzaba a incomodar, porque cada vez que veía sobre su hombro, sentía que esa mirada aún seguía ahí. Esos ojos chocolate le resultaban tan familiares. Trató de olvidarlos. Los tragos se volvieron a terminar. Pero la seguía mirando, aunque ahora, más de una vez sus miradas habían conectado. Y se habían sonreído. Se divertía con la situación, pero ella ya se estaba quedando sin paciencia.
Miel la comenzó a molestar, respecto al extraño de ojos chocolate. El alcohol le había puesto las mejillas rojas. O tal vez era vergüenza. Lo volvió a mirar, para ver si daba al menos una señal. Para así, poder avanzar. Sabía que quería algo, pero si no había de su parte, poco podía suceder. El extraño era apuesto, pero esa arrogancia le sacaba todo lo lindo. Una mirada y...nada. Ya se había hartado.
La gente se había puesto a bailar. Tomó a su amiga de la mano y ni siquiera hizo contacto visual. Ya ni lo quería mirar. Con pisada fuerte, se fueron perdiendo entre la gente. Miel preguntó a donde la estaba llevando.
– Siempre todo lo termino haciendo yo –
¿Quería atención? Se tendría que parar a bailar. Ella no hacía favores. Y no le iba a rogar.
Perdidas en el ritmo, se fue olvidando de que aquel joven de ojos café, estaba ahí. Si no le iba a prestar atención, que deje de pensar en palabras bonitas, que imaginaba con cada sonrisa. Había deseo en esos gruesos labios, pero no iba a pasar nada. Perdía su tiempo en su whisky. Pero lo que ninguno de los dos sabía era que, esas miradas se iban a quedar muy grabadas.
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Hola holaa, aquí estoy de nuevo. Con un capítulo un poco más corto, pero ya les advertí de que esto iba a ser así. Además ¿Dónde está él?
El miércoles que viene, tal vez sepamos algo.
Espero que les haya gustado. Yo me divertí mucho escribiéndolo.
Nos vemos pronto!
Saludos, V E N E C I A
*Capítulo inspirado en Focus de Ariana Grande*
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El Oxígeno De La Misma Habitación
Teen FictionElla y Él comparten el oxígeno de la misma habitación, a veces para ahogar penas, para sonreír o para bailar. Una hermosa amistad que tendrá que aprender, cómo sobrevivir a lo que el destino tiene preparado para ellos dos. ¿Serán capaces? ¿Aunque s...