Liana
Antes del amanecer ya estaba en pie, no había conseguido dormir mucho, y no me extraña. Vi una puerta dentro de la habitación, supuse que conectaría con un baño y un poco de aseo de vez en cuando, sobre todo cuando en casa normalmente no tenia esa posibilidad, siempre venia bien.
Entré y era justo lo que pensaba, pero a lo grande, la gran bañera a chorros me dejó boquiabierta, y podría ser algo infantil de mi parte, teniendo en cuenta que esa misma mañana debía huir, pero trazaría un plan mientras tanto para no salir sencillamente corriendo, de esa forma solo conseguiría morir joven. Toqué a lo que supuse que pondría los chorros en marcha para llenar la tina. El espejo era enorme y tenia unos adornos afloreados que daban ganas de oler su aroma.
Miré mi reflejo. Horrible. Grandes surcos violacios se habían formado bajo mis ojos, y estaba tan pálida que parecía un fantasma. Ya mi pelo dorado era literalmente un nido para los pajaritos, y en mis ojos azules veía una pizca de temor y un brillo de emoción, normal...llevaba cinco minutos mentalizandome sobre lo de reencontrarme con mi familia y una huida perfecta. Me desvestí y observé que ya estaba llena la bañera. el agua estaba calentísima, ¡jamas me había bañado en agua así! Me metí poco a poco, sintiendo como se relajaba cada célula de mi cuerpo al entrar en contacto con ese agua, una vez dentro observé que habían sales de baño a mi disposición, dejé que se disolviera bajo el agua la que tenía un aroma floral. Me encantaban las flores. Aunque últimamente no viera demasiadas.
Mi idea para huir era andar por el bosque pero con la carretera visible, lo primero que harían mis captores seria buscarme por la carretera, ¿que chiquilla ingenua sería tan tonta como para adentrarse en un bosque plagado de bestias y guardias del castillo?
No tarde demasiado en darme el baño. El tiempo en mi situación era como el oro. Nicole y Violeta estaban en mi mente grabadas, mi madre también, pobrecitas. ¿ya las habrán requerido?ojala por lo menos esos chupasangres sean considerados con ellas, solo tienen once años. La idea me hizo apretar los puños con rabia. Miré en el armario, había ropa pero yo necesitaba algo ligero, vi un vestido gris perfecto para esa ocasión, era simple y holgado, me lo coloque junto con mis tenis, unos calcetines y prendas interiores que también cogí prestados. Me recogí mi cabello largo en una coleta alta y ya estaba lista para escapar. Me di ánimos a mi misma junto con unas palabras de aliento y abrí la puerta del cuarto tan ligeramente que evitase el ruido. Los vampiros tenían unos oídos muy agudos, y un olfato bastante desarrollado, no podía permitir que es vampiresa de poca monta y mi querido amigo John se enterasen de que estaba escapando, entonces ya si que me encerraría en una jaula.
Bajé y bajé escaleras en caracol hasta que conseguí llegar al gran portón que daba a la calle. Me sobresalté. Me habían tocado el hombro, estaba preparada para soltar un puntapié a la persona que había tenido la cara dura.
-perdona, ¿quien eres?
-me pregunto una chica humana que supuse que la tenían trabajando de sirvienta por sus ropajes, hablaba en susurros así que no quería delatarme, le respondí con educación pero tenia mucha prisa.
El tiempo es oro.
- soy una persona que jamas debía haber pisado estos parajes, así que me voy -respondí certera. Aunque con amabilidad -¿quieres volver a Despensa III con tu familia? Podrías venir conmigo, allí es donde me dirijo -le propuse educadamente, esa chica me daba pena, su situación me entristecía.
Ella solo negó repetidas veces, a pesar de que sus ojos brillaron al escuchar el nombre, también extrañaba a su familia.
- mi nombre es Lindsay -se presentó, y me tocó el hombro con sus manos, como gesto de aliento -y ojalá tengas suerte-me deseó Lindsay, no muy convencida, solo Sonreí.
mis probabilidades de salir de aquel bosque viva eran una de entre mil, pero de no intentarlo a las largas también habría acabado muerta, así que valía la pena esforzarme. Le susurré mi nombre justo antes de cerrar la puerta con cuidado e hice un gesto de despedida antes de avanzar hacia el tenebroso bosque que me aguardaba.
Jem
- Desde que los seres sobrenaturales se han dado a conocer sobre los ególatras humanos, la sociedad se enriquece, y ahora están justo donde deberían,mucho mas abajo en la cadena alimenticia. -dije lo mas calmado posible ante el consejo de seres mágicos, a decir verdad era bastante importante allí y ellos estaban de acuerdo, podía leer sus mentes y eso me daba ventaja.
Me ocupaba sobre todo del registro de humanos en las Despensas, aveces cuando tenían un nombre dudoso me enviaban para ver que ocurría, aunque casi siempre eran debido a una familia humana con bastantes bienes materiales que pagaba a un brujo para que sus pequeños no estuvieran registrados como posible alimento, al final me solían dar una buena cuenta de dinero, pero eso no evitaba que sus crías salieran en el libro del registro, o de la muerte, como le llamaban esos pobres debiluchos.
El alzamiento sucedió cuando el cambio climático llegaba a su mayor apogeo. Todos nosotros nos cansamos y destruimos en cada país multinacionales, empresas y grandes edificios, también por supuesto a esos humanos que no aceptaban que había seres superiores a ellos, claro. Han pasado 30 años aunque nos queda un largo camino, pero paso a paso. Como todo.
-pero James, viejo amigo, no son perros. También tienen sentimientos. -dijo Justus el representante de los brujos. Puse mala cara, e hice una mueca irónica
-entonces no te molestara que la despensa IV sea donada a las hadas no? Ellos no tienen, y creo que trabajan y se lo merecen bastante mas -casi gruñí al decirlo, Justus solo agachó la cabeza y guardó silencio el resto de la jornada.
Llevaba dos días sin pisar mi castillo, Dios sabe los estragos que estaría haciendo mi hermana Ariel allí, mi humor estaba enturbiado por el hecho de ese brujo sabelotodo. solo quería llegar a casa y tocar el piano. Suspiré, hogar dulce hogar pensé.
Sentí que me rodearon el cuello unos brazos femeninos, Sonreí, imaginando quien podía ser, quizás mi amante desde hace dos décadas? O una vampiresa fulana del consejo?
-Jem Sender, te gustaría tomar un chupito de sangre conmigo? Como en los viejos tiempos -me sugirió Patrice con un guiño provocativo, pero yo solo quería llegar a casa así que me di la vuelta y se quedó esperando.
La trataba mal, pero no creía demasiado en el amor.
-Terrence, a casa por favor -pedí con agobio. Esto del consejo llegaba a ser muy agobiante, mi chofer zombificado sonrió
-claro mi señor -dijo. Arrancó y ya estábamos en marcha.
Lo bueno de mi condición de vampiro era que no necesitaba respirar a no ser que quisiera oler algo a propósito, y no sentía el hedor que provenía de Terrence.
Mi bosque, mi precioso bosque, tan espléndido y lleno de vida, verde y habitado por todo tipo de seres. Esta tarde los visitare.
Terrence dio un frenazo, salí del coche haber que pasaba, y vi una humana, una humana pura, que pena que tuviera que matarla...la niña retrocedió asustada, y no por mi, sino por algo detrás mia.
¡un duende! Seguramente la había perseguido hasta la carretera, saque mis colmillos y el duende entendió mi amenaza, yo era el jefe, el rey.
Ahora podría asustar a esta niña ilusa y tener para variar una buena comida.
Ahora me miraba aterrorizada, caminaba hacia atrás y podía sentir como su corazón latía tan fuerte que podría salirsele del pecho. Me encantaba eso, me acerque a velocidad sobrenatural y aspire su aroma.
Ella esperaba su muerte, pero espera.
¿usaba la misma colonia que mi hermana?
ESTÁS LEYENDO
Te temo, pero quedate!
VampiriLiana es una chica entregada, cuida de sus dos hermanas gemelas cuando su madre trabaja en trabajos poco dignos pero únicamente permitidos para una mujer de su bajo rango y enviudada. Vivir en la ciudad de la despensa III no es precisamente un alago...