Aprendizaje

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En la vida conocemos a distintos tipos de personas que llegan a ella para mostrarnos diferentes lecciones. Están aquellos que te acompañan en los buenos y malos momentos, esos que se vuelven parte de tu vida, aquellos que se quedan y te muestran el valor de la amistad. Por otro lado, están aquellas personas pasajeras que te enseñan que todo lo que aparenta ser bonito, realmente no lo es. Y por último están aquellos que te lastiman, que calan hasta lo más profundo de tu alma y te enseñan a ser un ser humano más fuerte. Te muestran que la vida a veces puede ser muy dura. Que llorar es un signo de desahogo y no uno de debilidad. Que no siempre quien dice quererte, realmente lo hace. Y que sobre todo, muchas personas en esta vida solo están pendientes a sí mismos y les importa muy poco los sentimientos y el dolor de los demás.

Así que, nunca te aferres a nadie. Mira a cada persona que entra y sale de tu vida como una enseñanza. Cómo una base para contruir ese ser humano que serás en el futuro. Como un ser que llega a tu vida para mostrarte algo. Tómalo como algo bueno, a pesar de que las cosas no salgan bien. Nunca fuerces nada, ni intentes mantener a tu lado a alguien que ya debe salir de tu vida.

Todos en algún punto reconocemos y nos damos cuenta cuando la persona ya debe irse. Entedemos que ya hizo su función en nuestra historia y así debemos dejarlos ir. Que permanezca un poco más, solo va a alargar la ilusión. Consigo eso trae decepción, frustración y tristeza. No dejemos que las cosas lleguen a este punto. Sepamos aceptar cuando algo terminó. Nada es eterno en esta vida, valoremos esos momentos que vivimos y guardemoslo como recuerdos para el futuro. Y sobre todo, nunca miremos hacia atrás con la esperanza de que esa persona vuelva, porque con esto solo nos hacemos daño nosotros mismos.

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