Comencemos con lo de antes...
Han pasado alrededor de dos meses desde que supimos que estaba embarazada, eso quiere decir que aún no tengo la panza tan grande. El anillo que Liam había prometido ya estaba puesto en mi dedo pero ninguno ha dicho nada sobre casarnos, para mí estaba bien cuando él quisiera porque nunca me gustó presionarlo.
Es verdad que las chicas embarazadas se ponen muy delicadas, por ello... Liam y yo hemos estado peleando demasiado. O al menos él dice que soy yo la que pelea.
Mi madre nos ayuda mucho por la nueva casa que compramos hace unas semanas, Ashley se encargó de enseñárnosla y yo solo accedí porque confío plenamente en ella. Liam estaba contento tanto de la casa como de su trabajo en el gimnasio que ahora es suyo y todo marchaba mejor de lo que esperábamos.
Justo cuando salgo de la cocina, mi prometido viene entrando a la casa todo mugre.
—Dime que no te pusiste a jugar con los niños. —Pongo las manos en mis caderas.
Sonríe.
—No. —Se encoge de hombros dejando sus cosas al lado de la puerta y manchando todo el piso con lodo.
Aprieto la mandíbula viéndole.
— ¿Dónde rayos estabas entonces? Mira nada más como estas.
Liam se saca la camiseta aun sonriendo.
—Estaba entrenando algunos chicos, ya te dije que estábamos en unas dinámicas y me estaban pagando muy bien.
Vuelco los ojos y me echo a caminar a la cocina de nuevo.
—Claro, ensuciándote todo. —Le reclamo.
Habían algunos momentos que no soportaba que él hiciera algo mal, pero mi doctora me dijo que es normal que una mujer odie a su marido un tiempo determinado cuando está en cinta. A veces me pongo a pensar que él tan bueno que es conmigo y yo siendo una idiota hormonada, lo que me llevaba a llorar por sentirme mala persona.
— ¿Sabías que te amo? —Susurra detrás de mí, lo siento muy de cerca.
Me vuelvo hacia él haciendo pucheros y entierro mi cara en su pecho.
—Me van a volver loca las hormonas.
El pecho de Liam vibra por su risa y yo alzo mi mano para pegarle pero él no me deja, en vez de ello me toma por la cara fuerte y me besa fuerte en la boca.
—Me toca a mí. —Susurra cerca de mí y yo hago pucheros de nuevo.
— ¿Te toca a ti qué?
—Nena, voy a estar aquí en las peores y las mejores. —Me abraza y continúa. —No me voy apartar de aquí porque tú estuviste conmigo siempre a pesar de lo idiota que era.
Inmediatamente me río toda nerviosa y me alejo alzando la cara para verlo.
Es cierto que estábamos completamente locos, pero sí me ponía a contar de nuevo nuestra historia de antes seguramente no me cansaría. De hecho... escribirlo no sería tan mala idea después de todo.
— ¿Cómo va eso allí abajo? —Pregunta él con su boca pegada a la mía.
Siento la cara caliente y abro mis ojos.
— ¿Perdona? —Me aparto de su boca.
Liam enarca una de sus cejas y sonríe con malicia.
—Me refería a la barriga, cass.
Me alejo de él dándole la espalda inmediatamente muerta de la vergüenza, ¿Lo ven? Las hormonas me tienen vuelta loca y la verdad es que no sé a qué mes se me quita todo esto. Pero me tenía en facetas que no había pasado jamás con Liam.
