Un profundo suspiro escapó de los labios del hombre. Miró a su lado, observando la tranquila figura en la cama. Shizuo Heiwajima soltó otro suspiro pasándose los dedos por el cabello mientras mantenía el nivel de su visión en la otra persona en la habitación.
Izaya Orihara yacía ahí, silencioso e inmóvil. Había vendajes en su cabeza y cuello, aunque Shizuo aún podía ver algunos moretones que se extendían en su garganta y clavícula. Otros números vendajes cubrían su cuerpo, incluyendo un yeso en un de sus brazos y gasas pegadas a la cara. Los doctores le había dicho al rubio que sufrió un grave daño en su cuerpo, pero no le habían dado mucha información.
Aún viendo a su rival, Shizuo masculló -¿Qué demonios te sucedió, pulga? -se reclinó en su silla, sus ojos cerrándose mientras pensaba en cuando encontró al muy golpeado hombre.
/Flashback/ Hace una semana.
Shizuo andaba por las calles de Ikebukuro con las manos en sus bolsillos. Estaba un poco al límite. Ya había pasado un tiempo desde que el rubio había visto al veneno de su existencia, Izaya Orihara. Durante los ultimos seis meses él no había visto pista o rastro del malicioso informante. Normalmente, tal prospecto habría dejado al cobrador contento con su vida, pero en todo en tiempo que ha conocido a Izaya, el hombre jamás se ha ido tanto tiempo sin fastidiar a Shizuo apareciendo en su ciudad. Eso le ponía paranoico, e incluso un poco preocupado por el desconfiable pelinegro.
Mientras estaba perdido en sus pensamientos sobre su enemigo, Shizuo fue hacia un callejón, yendo automáticamente hacia su apartamento antes de resbalarse con algo resbaladizo. El alto hombre se estrelló en el suelo con su cabeza aterrizando sobre algo firme y aún suave.
Los pensamientos del hombre volvieron a la realidad mientras se ponía lentamente de rodillas. -¿Con qué demonios acabo de resbalar? -masculló levantando la mano a su cara para ver mejor. Sus ojos quedaron bien abiertos cuando vio que su mano estaba cubierta de rojo. "¿Sangre? ¿Que demonios?" Shizuo miró el suelo a su alrededor tratando de averiguar con qué había tropezado. Lo que vio hizo que el cigarro encendido cayera de sus labios, la flama se extinguió por la nieve.
-¿Izaya? ¡Hey, pulga, despierta! ¿Qué sucedió? ¿Quién te hizo esto? ¡Hey! ¡Izaya! ¡Responde, maldición! -gritó él, agarrando y sacudiendo al pelinegro. La cabeza del informante se movía de un lado al otro sin vida, sus ojos permanecían cerrados. La falta de respuesta hizo que una corriente de miedo atravesara a Shizuo. Claro, él odiaba a Izaya con todo su ser y quería matarlo, pero esto... Esto fue brutal.
El azabache estaba cubierto de sangre, moretones y raspones, y algunos seguían sangrando. Su rostro estaba hinchado y él pudo ver el leve rastro de lágrimas derramando en su cara. El rubio volvió a poner a Izaya en el suelo con gentileza, inclinandose sobre su pecho para ver si estaba respirando. Sí estaba, pero el sonido era bastante laborioso. El hombre sospechaba que Izaya debía tener varias costillas rotas o fracturadas. La sensación de su pecho bajo la cabeza del rubio hizo a Shizuo darse cuenta de que lo que había golpeado su cabeza antes fue el mismo Izaya.
El cobrador se irguió, luchando por sacar su teléfono del bolsillo. Marcó a una ambulancia, reportando rápidamente de su locación y diciéndole al operador que trajeran a alguien ahí tan pronto como sea posible. Mientras esperaba, él observaba al hombre, una sensación ajena le llenaba. "Sólo... ¿Qué te sucedió, pulga? ¿Quién demonios te hizo esto?".
Los paramédicos llegaron quince minutos después, quitando a Shizuo del camino mientras colocaban un collarín y una tablilla debajo de su espalda para ser levantado en la camilla en la ambulancia.
Una vez en el hospital, Orihara fue llevado rápidamente a la sala de operaciones. Su rival fue forzado a esperar fuera de la sala. Se sentido allí, pensativo, esperando que el informante no muriera.
/Fin del Flashback/
Un golpe en la puerta devolvió a Shizuo al presente. Le dio a la persona de afuera permiso para entrar. La puerta se abrió revelando a la doctora de Izaya. Ella era una mujer de complexión promedio con un largo cabello negro y cálidos ojos grises. Le sonrió a Shizuo.
-Hola, Heiwajima-san, sólo vengo a revisar a Orihara-san. ¿Eso está bien para ti? -preguntó ella. El rubio pestañeó, pero asintió lentamente. Ella le dio una gran sonrisa y se puso a trabajar, revisando las varias máquinas conectadas al pelinegro en la cama. Ella revisó sus signos vitales y su función cognitiva.
Después de varios momentos de examinación, la doctora se puso a escribir en su portapapeles. Shizuo la observó con curiosidad. -Así que, uhm, ¿cómo está él? -preguntó él, esperando obtener más información acerca de la condición de Izaya. La mujer, la doctora Hitomi Ayasegawa, suspiró y se volvió hacia el hombre con una mirada triste y preocupada. Hizo un gesto hacia la puerta.
-Hablemos en mi oficina -dijo, yendo a abrir la puerta y salir, un confundido Heiwajima la siguió. Ella marchó en el pasillo antes de detenerse frente a una puerta. La abrió y dejó a Shizuo entrar antes de cerrarla tras ellos. Le hizo un ademán al hombre para sentarse en una silla frente al escritorio y ella se sentó del lado opuesto.
Un suspiro solemne escapó de sus labios mientras le daba al rubio una mirada de empatia. -Heiwajima-san, lamento decirle que pasará un muy largo tiempo antes de que Orihara-san se recupere. Ha sufrido algunas heridas serias. En total, tiene lo siguiente: laceraciones superpuestas alrededor del cuello que sugieren un estrangulamiento repetido durante algún tiempo, un ojo negro, abrasiones en la cara, una fractura en espiral en su brazo derecho por haber sido doblado demasiado hacia atrás, tiene tres costillas fracturadas, moretones y golpes en cintura y muslos, y... -aquí, la doctora Ayasegawa pausó, respirando hondo antes de continuar, sus ojos decaídos -, él... Tiene cicatrices internas en el recto... Consistentes con una violación repetida.
Shizuo miró en shock a la doctora. Se encontró congelado. Era incapaz de hablar, moverse o incluso respirar. "Izaya... Izaya había sido..." pensó aturdido. Se mordió los labios agachó la cabeza horrorizado. Hitomi lo miró con empatia.
-Lamento mucho que esto le sucediera a tu amigo, Heiwajima-san -dijo con voz queda.
Él la miró y vio pena y dolor en sus ojos. -Él es... No somos amigos. Él es mi enemigo pero... Incluso yo... No puedo evitar sentirme mal por él. Quizá él no sea una buena pulga... Pero nadie merece esto. -respondió levantandose y saliendo del lugar. Volvió a entregar a la habitación de Izaya, cerró la puerta y fue a sentarse junto a él.
Observó al pelinegro una vez más mientras caóticos sentimientos se apoderaban de él. -Izaya... Cuando despiertes... Haré que me digas quién hizo esto... Y mataré a esos bastardos con mis propias manos... -dijo para sí mismo en silencio, levemente sorprendido por su sobre protección hacia el informante. Se acercó, peinando hacia atrás su cabello con gentileza. Y cuando hizo eso, un par de cansados y rojizos ojos se abrieron con esfuerzo y le miraron confusos. Shizuo sintió que no podía respirar por un momento. -¿I-Izaya? -dijo, mirando con sorpresa al hombre.
Las cejas de dicha persona se fruncieron con confusión antes de hablar en un susurro rasposo -¿Quién... Quién eres? ¿Y quién es Izaya?
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N/T: Para serles sincera, estoy apenas leyendo esto al tiempo que lo traduzco, así que no tengo idea de qué siga xD
So, ojalá Shizuo sí encuentre a los que le hicieron eso al pobre Izaya 😭 (¿por qué siempre le toca lo peor?)En otro orden de asuntos, les invito también a leer alguno de mis otros tradufics en Ao3 así no se aburren mientras actualizo 😉👍

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Broken Ace
FanfictionOrihara Izaya desapareció por seis meses, sólo para ser encontrado ensangrentado, roto y golpeado en las calles de Ikebukuro por un sorprendido Heiwajima Shizuo. Él ha olvidado todo, siendo sólo una sombra de sí mismo. ¿Qué le sucedió mientras estuv...