A Gustavo.
Sábado, 19 de enero de 2019.Cuando te empecé a conocer, creí que eras un chico tímido, poco sociable y un poco nerd. Te gustaba mucho la historia, usar pacman y "xD" para reírte. Me gustabas mucho. Después me di cuenta que, así como me mirabas a mi, mirabas a otras... mientras estabas conmigo. No te gustaba que eso me molestara. Pero lo hacía. Me molestaba mucho.
Y así fuimos marcando un camino de celos, desconfianza y discusiones.
Eran pocos los momentos en los que estábamos bien, y lo sabes. Para vos, yo era una mina aburrida, sin muchos temas interesantes de los que hablar. Sí. Era bastante callada. Quizá lo era porque no sabía que decir, porque me ponías tan nerviosa que sentía que si hablaba no te iba a gustar lo que tuviera que decir. Por eso prefería callar. Y sí, fue un error. Luego pasaron cosas, nos separamos y volvimos bajo la promesa de que habías cambiado. Ibas a quererme solo a mí, ibas a mimarme solo a mí y no iba a tener que estar mendigando por tu cariño.
Fallaste.
No te juzgo, siempre quisimos cosas diferentes. Ahí fallamos los dos: debimos habernos dejado en el primer momento en el que supimos que eramos agua y aceite. Y según mi profesor de química, es imposible que esas dos sustancias logren mezclarse. Pero insistimos, según nosotros, porque nos extrañábamos mucho como para no intentarlo otra vez.
Siempre sucedió igual, y cada vez me lastimabas más.
Vivimos un año juntos; tus mentiras me apagaron, tu rechazo me tiró abajo y por mendigar tu amor me convertí en una persona que daba lastima de ver.
Me perdí a mi misma por alcanzarte a vos, y vos nunca quisiste siquiera esperarme.
Elizabeth.
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Desintoxicación
Short StoryTe perdoné hasta que mi corazón reventó. Te amé hasta que dejé de amarme a mí misma.