Nota: Modismos argentinos utilizados.
No puedo respirar. Quiero gritar y mi voz no alcanza mis labios. Y no puedo pensar porque la ansiedad me oprime el pecho.
Y si hubiera sabido que un corazón roto se sentiría así, nunca me hubiera enamorado en primer lugar.
Me duele la cabeza y pienso en tu recuerdo, pero no quiero hacerlo y eso me da ganas de llorar y todo el tiempo quiero llorar.
Me ahogo en la miseria de un amor lastimero, un sentir que rasguña el alma porque si no provoca dolor no está bien. Entonces dejo que me hunda, que me tome de ambos brazos y arrestre lo que queda de mí hasta a lo más profundo sin importarme nada. Y pienso que cuanto más me sumerja, más rápido llegaré a tocar tu corazón porque creo fielmente que me veré reflejada en él cuando consiga tenerlo frente a mí. Pero esa es la mentira más cruel a la que me aferro; no me amas, nunca lo harás, y eso es porque sabes que mi cariño es fácil de obtener tanto o más que a mi misma.
¿En qué momento me he convertido en tu juguete? ¿En qué momento me he abandonado a mi misma?
Comienzo a luchar cuando sé lo que pasará: me matarás. En cuanto toque fondo, en cuanto toque tu podrido y vacío corazón, éste absorberá la vida de mí y ahí quedara el recuerdo de lo que alguna vez fui.
Porque no me quieres, y nunca lo harás, pero ya es demasiado tarde cuando me quito la venda de los ojos.
Ya he muerto. Y me temo, no habrá oportunidad de resurrección para mí.
ESTÁS LEYENDO
Desintoxicación
Historia CortaTe perdoné hasta que mi corazón reventó. Te amé hasta que dejé de amarme a mí misma.