Cuando recuperé seguridad, fuerzas... faltaba confianza. Años intentando volver a confíar y temía hacerlo... No me planteaba dejarme ver, ni menos, permitir cruzar el camino que estaba cerrado por un muro. Tenía pánico a sentir de nuevo que era un pasatiempo, un juego... Pensar en no ser nada, nada más que liberación, ¿un frío calmando un fuego? Soy más que un cuerpo; una mente, corazón y alma. Una sensación terrible, necesito sentir que me quieren... sentir que soy una persona, no una maldita conquista, no un objeto. Que vean la esencia, no la presencia.Cuando el miedo te inunda, sientes pavor; pavor a que los hombres no puedan tener mismas expectativas al final... He aprendido que depende de personas, no de géneros. Me topé en el pasado con alguien y quise creer, quise creer porque me costaba hacerlo a pesar de lo que sentía, y no perduró. Aprendí la lección más difícil. Puedes querer pero sobre cualquier cosa, quiérete a ti mismo. No supo valorarme, ni quiso tenerme en cuenta; sin embargo, yo sí me valoraba y no iba a permitir que me menospreciase como mujer, aun habiéndolo tenido en cuenta. Necesito sentir que no buscan un calor que seré incapaz de darles, porque el verdadero calor, nace del corazón. Mientras no me quieran, seré un témpano de hielo. Nunca quise formar parte de la ironía de desahogo, con resultado de abandono. Ni reproches, dudas, y dagas directas a los latidos. Nunca supe abrirle un sentimiento en dos, porque nunca sentí verdadera estabilidad y sus palabras me dieron la razón; nunca le vi palabras más sinceras que aquellas cuando me dijo: "sabías cuál era la situación", que no aspirase a nada más de lo que me había ofrecido. Entendí el abismo que separaba nuestras perspectivas en cuanto a relaciones. Él era un seductor, un provocador; yo era sentimental, una romántica soñadora. Él quería sentir libertad, yo quería sentir seriedad. Dos personas quienes no podían formar un conjunto, sería como empeñarse en mezclar agua con aceite. Fue esa razón la cual me hizo seguir, dejarme ir, y verle seguir con la exploración. Nuestros mundos no podían vivir en sintonía, sería como el choque de dos planetas de componentes que se repelen. La mejor opción era no causar dramas, ni decir, porque no había qué decir; ahora lo comprendo... La opción correcta fue esa, cerrarme y blindarme, y no plantearme perturbar jamás ese mar que se ocultaba detrás de sus ojos. Los sentimientos no podrían soportar nada parecido, no sirvo para ser chica de una noche. Necesito que me tomen en serio, porque el corazón es como cristal, se romperá una y mil veces aunque no se destruya... seguirá fragmentándose a nivel microscópico de manera infinita, dividiendo los pedazos en moléculas, y de moléculas a átomos... hasta que quizás por desgaste un día terminase por explotar.
En ese momento, en el cual resurgí de las cenizas y empecé a ser una mejor versión de mí misma, conocí la diferencia. Cuando un hombre, es un hombre de verdad; cuando una persona, es una persona de verdad; cuando alguien, te quiere de verdad. La tranquilidad que puede transmitirme más allá de la inquietud, es debida a sentirme valorada. Él me tiene en cuenta, me considera una verdadera opción, no un simple trofeo para aumentar su carente masculinidad. He sentido por fin, que puedo no ser sólo deseada, sino también querida. Desde lo más profundo, mi deseo era sentir que podría existir un hombre capaz de quererme como necesito: amor sincero, verdadero, cálido, reconfortante y sin posesión, ni ahogo. Me parece un tesoro tan grande e irrepetible como un astro. Se siente como un sol frágil y explosivo, que no puedo sino dar gracias a la vida por cruzarlo ante mí. Siento admiración por quién es y no puedo comprender la falta de valoración. No puedo hacerlo porque pienso que es un hombre muy valioso y una persona única... su corazón tiene tal amplitud, que a pesar de intentar ocultarlo por protección, late con fuerza y desprende una fragilidad sentimental tan grande. No obstante, también veo una fortaleza tan real como la del león. En ese sentido es más un animal que una persona, natural, noble y libre. No puedo sino sentir gratitud por conocerlo y, por devolverme la fe. Era quizás, el empujón que necesitaba para recuperar la esperanza en el amor.
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Fragmentos Solitarios
RandomVoy a recoger los textos que fui acumulando de concursos en los que participé. Además de pensamientos que deseo compartir. Hay temáticas múltiples y gran diferencia en cuanto a extensión. Al fin y al cabo, son fragmentos de historias que se creaban...