Un pesante silencio se respiraba en ese mar formado por lápidas. Ahí, delante de mí reposaba la persona con la que había pasado tanto tiempo de mí vida.
Todo ello si eso fuera materialmente posible. La persona con la que había compartido risas e instantes que ya no volverían... Esa persona me entendía.
Supongo que la quería como a ninguna...
Todavía recuerdo tu sonrisa imborrable y tus decenas de collares, lucías semejante a un planeta con astros rotando a su alrededor. Yo era, y hoy sigo siendo; uno de esos satélites. Siempre a tu lado, siendo tú máximo apoyo.
Eras la luz de mi vida.
La luz que seguía cuando estaba perdida; mí luz.
Te echo de menos. Echo de menos todo lo que vivimos, todo lo que soportamos... Echo de menos incluso lo malo, al menos entonces estabas conmigo...
Recuerdo cuando viajamos a París, era uno de tus sueños. Fuimos ahí por la canción que sonaba en ese bar el día en que nos conocimos. Supongo que ese instante marca el inicio de todo, ¿no?
Recuerdo que la canción Paris de The Chainsmokers resonaba a todo volumen entre esas cuatro paredes mohosas. Tú estabas de espaldas sentada en un taburete de la barra. Tú largo pelo teñido de un lila pálido me llamó la atención. ¿Qué habría pasado si a pesar de todo, no me hubiera acercado a ti?
No lo sé, supongo que ahora no estaría de rodillas encima de tu tumba, pero tampoco hubiera encontrado el significado a eso que llamamos vida.
Te echo de menos, te quiero, no puedo olvidarte. Tus ojos oscuros como la mismísima noche me persiguen a todos lados. Las noches de cuarto menguante no puedo evitar ver en la luna ese tatuaje que llevabas en la parte inferior de la muñeca. Decías que amabas la noche, toda tú me recordaba, y sigue recordando a ella.
Tú eras la noche.
El tú en el que nos conocimos, tras charlar un rato en la barra me sacaste a bailar. Supongo que allí fue cuando nos dimos cuenta de que éramos la una para la otra. No sé por qué ni el cómo, sencillamente lo entendimos como si nos leyéramos mutuamente. Y en la tercera canción, I Kissed a Girl de Katy Perry, sucedió; nos dimos nuestro primer beso.
Fueron tiempos felices, lo fueron. Con 21 éramos tan alocadas que no supimos ver lo que teníamos, lo que vivíamos, lo que éramos en ese preciso instante...
Y es ahora cuando me doy cuenta... definitivamente, no lo supimos valorar.
Supongo que nos encontrábamos tan embriagadas de amor que ni fuimos conscientes del paso del tiempo. Ahora, dos años después, me percato de lo que he perdido... No te lo dije en vida, pero quiero que sepas; que yo me quedaré. Siempre voy a quedarme a tu lado. Te quiero, joder.
Siempre voy a quedarme a tu lado, y cuando digo siempre; es siempre.
Cada día de mi puta vida voy a volver aquí, al maldito cementerio; a verte, a simplemente sentir que todavía queda algo de ti en el mundo de los vivos... sentir que todavía no te has ido del todo... sentir que todavía quieres estar conmigo.
También recuerdo que al año de conocernos me acompañaste a hacerme mi primer tatuaje... Madre mía, suerte que estuviste allí...
Estos detalles todavía provocan que piense más en ti. En la figura que alumbraba mis días y me acunaba en los peores momentos.
Te echo de menos, ojalá esto nunca hubiera sucedido. Todavía no me hago a la idea de que ya no estés. Quiero pensar que cuando vuelva a casa, a nuestra casa; voy a volver a verte con tu ancho chándal azul marino y tu camiseta favorita de manga corta de Pale Waves tres tallas más grandes que ti. Quiero encontrarte leyendo, cocinando, inventando alguna de tus chorradas que nunca funcionan... (NOTA: Pale Waves es un grupo de música)
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Mi primer tatuaje
Short StoryExisten personas que se tatúan todo el cuerpo. Tatuajes de diferentes envergaduras, plasmados en su piel en diferentes días, instantes... Aun así, seguro que recuerdan a la perfección como y cuando fue su "primer tatuaje". Supongo que con el amor...