Κεφάλαιο ένα

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Hablando en griego o latín.
Hablando en inglés (que en este caso es español, porque, hey, I don't speak English)
"Pensamientos especiales entre comillas"

ווו∆•×•×•×•

Hestia sollozaba en silencio intentando, inútilmente, limpiar sus lágrimas con sus temblorosas manos. Su familia, día a día, se encontraba más separada; con cada palabra que se dirigían entre sí, se distanciaban un poco más.

Y dolía.

Dolía, como no debería ser posible para un inmortal.

Pero a nadie parecía importarle. Ella no era nada para el Olimpo, tarde o temprano se desvanecería y a cada segundo que pasaba se encontraba más cerca de su fin.

Lo sentía, realmente lo sentía. Se sentía inútil, floja, sus esfuerzos por mantener unida a su amada familia caían en un pozo aún más profundo que el Tártaro y nadie parecía verlo.

Tal vez era el momento de que se rindiera ¿Alguien notaría cuando el último atisbo de su existencia desapareciera?

Un profundo dolor se instaló en su pecho. Si, lo notaría Poseidón, tal vez Apolo y Artemisa, pero no sería en el momento sino hasta que fuera tarde; después de todo, Hestia no era la prioridad de nadie, ni siquiera del amable Dios de los mares.

Apretó con fuerza sus ojos, sus uñas se clavaron en sus palmas haciendo que icor dorado brotará.

Nunca se había dado cuenta de la verdadera intensidad de su insignificancia, siempre había querido creer que, al menos un ser, entendía el real significado de su existencia, ya que incluso ella, lo había olvidado.

Se abrazó a sí misma, buscando el consuelo y calor que su dominio le otorgaba, sin embargo le parecía estar en medio de una ventisca helada, sin poder cubrirse con nada.

Se sentía tal mal, tan débil. ¿Que sentido tenía seguir con una lucha que a nadie le importaba? Estaba a punto de perder la esperanza. ¿Cuántos eones más tendría que aguantar?¿Y con qué motivo?

Se encontraba en medio de la sala de trono del Olimpo, la hoguera que con tanto fervor cuidaba se encontraba casi extinta, como ella misma.

¿Y si...?

Tal vez hoy sería diferente, tal vez hoy se darían cuenta de sus errores y retornarán a lo que siempre debió ser, al hogar.

Tal vez, solo tal vez.

Aún tenía permitido soñar ¿Verdad?

Hermes entro a la sala del trono, un montón de cartas en una bolsa, bolígrafo en mano y un listado de nombres en la otra; apenas y noto a la Diosa que le había dirigido una mirada triste, el simplemente hizo un gesto como saludo antes de sentarse en su trono y seguir con su trabajo.

Atenea y Deméter fueron las siguientes en llegar, discutían algo sobre la recién terminada guerra, ignorando por completo a Hestia y Hermes.

Hestia solo bajo la mirada.

Siguió Hefesto, quién solo dio un asentimiento de cabeza y se sentó en su trono. Tras el entrarón Ares y Afrodita, quiénes imitarón su gesto.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2021 ⏰

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Cambiando vidas por letras. El legado de la lealtad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora