Título alternativo: La enciclopedia de las malas decisiones (y sus consecuencias).
-Ugh.
La botella cayó al suelo, provocando un ruido sordo.
No es como si se iba a molestar en recogerla de todas maneras. De hecho, ya ni si quiera le importaba que toda la casa hubiera escuchado el estruendo.
Soltó un suspiro largo y cansado. Definitivamente se había pasado con el alcohol esta vez, pero eso era un problema del que se ocuparía más tarde.
Estaba a punto de quedarse dormido cuando una voz le interrumpió.
-Oh, hola, Tom.
-Edd.
Le miró de arriba a abajo, mientras se dirigía al refrigerador,-No me puedo creer que estés bebiendo a esta hora.
-No te metas.
Edd suspiró, no es como si pudiera hacer algo más. Tomó lo que venía a buscar y se sentó junto a él.
-¿Qué quieres?
-Solo déjame acompañarte, Tom.
Gruñó levemente, pero se quedó callado. Tomó otro sorbo de Smirnoff.
Después de todo, ¿qué importaba? Se preocuparía por su jaqueca más tarde.
Ya habían pasado un par de horas, aunque ninguno de los dos estaba cansado.
-Me encantan tus ojos. Wow, eso sonó muy gay.
Edd soltó una carcajada. Sinceramente, el Tom ebrio le caía mucho mejor que el normal.
Siguieron así por un rato, las estupideces que decía su amigo no podían aburrirlo, y tampoco es como si tuviera que despertarse temprano al día siguiente.
Tom seguía riéndose por un no-sé-qué que había dicho hace un rato, se veía precioso.
A pesar de que solía ser extremadamente reservado en su estado "normal", el alcohol lo hacía perder casi todo tipo de dignidad, y mientras esto era algo malo con otras personas (Tord, por ejemplo), solo hacía que Tom fuera tierno.
Se veía más feliz, relajado, joven, y casi nunca tenía el ceño fruncido.
Le recordaba vagamente al Tom que conoció en la secundaria.
Al Tom del que se enamoró.
No quería que lo malinterpretaran, le seguía agradando bastante el Tom de ahora, pero desde que se habían mudado (y desde el súbito retorno de Tord a sus vidas) no había hecho más que distanciarse.
Por muchísimos años, él era el único al que Tom dejaba pasar más allá de las altas y gruesas barreras con las que alejaba a todos los demás.
Él era el único con el que Tom hablaba, en el que confiaba, el único que le entendía.
Sin embargo, últimamente Tom lo había empujado, y se había vuelto a encerrar en el pequeño confinamiento de su soledad, al que él estaba tan acostumbrado y al que de repente le habían prohibido la entrada.
Quizá fue por ese motivo que no pudo contenerse cuando escuchó su risa, o cuando lo vio tan suelto, tan parecido a una versión más pura de él que ya había olvidado, tan desnudo de las paredes que usaba para separarse de todos.
El momento fue bastante efímero. Apenas rozó sus labios por unos segundos antes de separarse nuevamente.
Se congeló ahí mismo y casi entró en pánico. Pero la confundida expresión de Tom y las pequeñas risas que siguieron luego lograron calmarlo.
Tom estaba tan ebrio que no podría distinguir la diferencia entre un autobús y una pera, y el beso no sería más que otro recuerdo olvidado, sepultado en su subconsciente y guardado bajo llave como un error del que no hablarían nunca, encerrado para no ser mencionado de nuevo.
Viéndolo de esa forma, nadie podría haber culpado a Edd por unir sus labios por segunda vez.
Quizá sería más fácil culparlo, sin embargo, cuando lo hizo la tercera, y la cuarta, y la quinta, y las decenas de veces que le siguieron.
Tom soltaba pequeñas risas de vez en cuando, que sólo lograban hacerlo sentir culpable, por lo que lo callaba cada vez.
Tom no lo pensó realmente cuando correspondió a cada uno de los besos, mucho menos cuando enredó sus piernas en la cintura de Edd o cuando pasó sus brazos y lo abrazó por el cuello mientras este lo alzaba de su asiento y lo llevaba algún lugar cuya ubicación él ignoraba.
Al final del día, ¿ya qué importaba?
Lidiaría con las consecuencias por la mañana.
-Led.

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Crushed. [Tom darkfic]
FanfictionEn donde Edd guarda un secreto, y Tom odia estar implicado. ¡O! Tom se pasa de copas un día y Edd se lo viola ♡.