Luego de cuatro horas sentados en aquel asiento del autobús, al fin llegamos a donde tanto deseábamos: La Costa Norte Bans, un lugar playero donde se creaba un ambiente juvenil, calmado de día y activo de noche, un lugar donde el océano se veía infinito y donde nunca te darían ganas de regresar.
Dimos varias vueltas en aquel pueblo, por decir de alguna manera, en busca de la casa perfecta para instalarnos todo el fin de semana, después de tanto recorrer aquel hermoso lugar, aunque ya casi medianoche, encontramos la indicada.
- ¡Aleluya! -Exclamó Gillian- por lo menos el viaje en los duros asientos valió la pena.
Sinceramente la apoyaba por completo, aunque los asientos eran un poco duros había valido la pena estar en aquel lugar.
- Sí, ¡aleluya! -dije- ya me dolía el trasero.
Todos mis amigos bajaron del autobús con la misma expresión de descanso, dolor y alegría. El autobús se situó justo en la entrada de aquella casa y en cuanto la última persona bajo no volvería hasta el lunes. La casa era grande, abierta, espaciosa, muy linda y de una sola planta, al entrar me sentí encantada con sus paredes azules que hacían juego con algunas columnas de color blanco, la sala era amplia, se podía observar la cocina al entrar y también las tres habitaciones, situadas en la parte izquierda de la casa, dos baños detrás de la cocina y otro en una de las habitaciones.
- ¿Dónde va a dormir cada uno? quiero la habitación más grande-dije tratando de sonar graciosa.
- Ya veremos-dijo Miriam- como solo tenemos tres habitaciones será una para las chicas, otra para los chicos y la que queda para Jordan y para mí.
Me pareció muy buena idea, no quería dormir con los chicos por muchas razones obvias, además Miriam y Jordan eran novios y obviamente necesitaban privacidad.
- ¡Qué rabia! –Dijo Gia, haciendo comillas con sus dedos- seguro los adultos responsables se quedaran con la mejor habitación.
- Eso es obvio, creen que por ser unos años mayores que todos nosotros pueden elegir la mejor habitación –Dijo Gillian- además, Jordan necesita una cama grande donde colocar su gigante y obeso cuerpo- aportó, exagerando sobre las proporciones de Jordan.
Sinceramente Miriam y Jordan son muy divertidos, pero de vez en cuando se sienten los padres de todos nosotros, a veces los entiendo, ellos son responsables de nueve adolescentes desenfrenados, recién graduados, llenos de hormonas alborotadas y locos por un fin de semana playero.
Ellos son una pareja que me hacen mucha ilusión, tienen mucho tiempo juntos, además de que sus físicos no se complementan porque Jordan tiene panza de cinco meses de embarazo y Miriam es una chica delgada y muy atractiva, a pesar de todo lo que dice la gente, ellos son felices, y aunque tienen veintisiete años son personas muy maduras, pero bromistas y juveniles con nosotros a la vez, sobre todo Jordan.
- Reí con lo que había dicho Gillian sobre Jordan- tampoco exageres él es gordito, pero no obeso, además, para ser el primo mayor de Alexis se incorpora bien en nuestro grupo –dije tratando de defenderlo.
- Pues... de alguna manera tienes razón, porque tu primo Robert es un completo abuelo, menos mal que no fue él el que vino a representarnos – dijo Gillian confesándose.
Le di un pequeño golpe de codo, y riendo dije:
- Oye, que mala.
Después de criticar la panza de Jordan, todos entramos a nuestras asignadas habitaciones, las chicas teníamos la primera habitación, según yo era la más grande, tenía cuatro camas individuales y un closet gigante, además de una gran ventana donde entraba el viento satisfactoriamente refrescante.

ESTÁS LEYENDO
El Conductor de Uber
Romance¿Alguna vez te han roto el corazón?, ¿Haz entregado todo y sentiste que fue en vano?, ¿Qué aprendiste de esa situación?, Lo que vive esta chica seguro es algo similar. Beatrice Coleman tiene diecisiete años y se encuentra en camino hacia la adultez...