Libros en físico vs electrónicos

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Me encanta leer desde que era niña, lo reconozco. Sin embargo, como se acerca el día del libro (23 de abril), eso significa ponerse ya a ahorrar para comprarme algunos en la feria de mi pueblo (y de mi ciudad, si es que acabo yendo a dos). Como soy una compradora algo compulsiva, me he tenido que hacer un plan de ahorro para controlar mi dieta y mi dinero. Y esto, significa prácticamente anotar las fechas importantes en mi agenda y tener un especial control sobre mis ahorros. Y sobre todo, anotar los títulos de los libros que quiero y reservarlos en librería para ese día. No ha sido fácil, pero estoy contenta con el progreso que esto está llevando desde febrero y eso me ayuda también a organizarme para los asuntos importantes de la universidad que cada vez me está quitando tiempo de lectura.

Vale, después de mi queja semanal (aprovecho la pausa para escribir un artículo estúpido), siempre viene la entrada, la cual esta vez será basada en mi experiencia personal.

El caso es que, en los últimos años, todo el mundo se ha enganchado a los ebooks o libros electrónicos. Y lo respeto, ya que yo misma tengo uno de esos cacharros (como regalo de navidad de hace dos años). Pero lo que no me gusta es que en todos los lados hablen de sus ventajas y de sus inconvenientes, además de todo el marketing que hacen para venderlo. Aquí vamos a incluir también smartphones y tablets, por pertenecer al mundo de las pantallas.

En primer lugar, una de las ventajas que se dicen del ebook es que almacena una gran cantidad de espacio. Esto es cierto, aunque todos los libros almacenados provienen de PDF, EPUB o Kindle, que sería el formato electrónico de un libro normal. La diferencia entre estos elementos es que la única versión de pago es la de Kindle (más económico que el libro en físico), ya que las demás son completamente gratuitas y se pueden descargar de internet. Con esto me refiero a que son descargas ilegales, que pueden proceder por no poder encontrar los libros físicos o por cuestiones de dinero (reconozco que yo lo hago siempre que sean las páginas oficiales de los autores correspondientes o se traten de bestsellers; luego, como siempre me arrepiento me compro los formatos en físico si me gustan los libros que he leído).

Es más, con este punto resumiríamos que la venta de libros electrónicos propicia la piratería, ya que además de ser un delito (lamentablemente no tan perseguido por la Ley como otros), también perjudica al autor de la obra. En España se han cerrado todas las páginas de descarga gratuita de PDF debido a esto y actualmente todas las descargas vienen con pago, lo que puede facilitar el tráfico de información bancaria entre los hackers y así, que puedan incurrir en tu privacidad y en tu dinero (esto lo digo por experiencia mía y por gente a la que he preguntado).

El segundo punto que se menciona como ventaja es que no daña los ojos. Esto es completamente mentira. ¿Cómo es posible que una pantalla no pueda dañar los ojos? Yo tengo fotofobia, es decir, que mis ojos son súper sensibles a la luz y con cualquier persona que me he topado me han dicho que tras leer en libro electrónico, acababan doliéndoles los ojos. De hecho, mi padre se ha visto obligado en llevar gafas por leer meses enteros en su libro electrónico. La luz de cualquier pantalla sí que daña la vista, por mucho que trates de ajustar el brillo. Otro problema es que no todos los PDF o EPUB tienen ajuste al cambio de letra, lo cual, se puede convertir en un auténtico infierno.

No es saludable leer en formato electrónico antes de dormir, ni mucho menos, durante horas seguidas. El papel de un libro en físico permite conciliar mejor el sueño, además de que no daña los ojos salvo por cansancio. Es más, los expertos recomiendan que para estudiar, hay que manejar el material impreso o escribir a mano (y el correcto uso del subrayado) porque esto ayuda al fomento de la memoria.

El tercer punto es que el ebook contiene menos espacio que un libro convencional. Es la única ventaja cierta, ya que estos aparatos se pueden llevar de viaje con facilidad y casi no se notan en bolsos y maletas. De hecho, es mejor llevarlo en el tren para así no estropear los libros en físico, aunque lo cierto es que muchas veces tarda en abrirse, puede que no tiene batería o tardas en ajustar el brillo de pantalla y el tamaño de la letra que uno hace de todo menos leer.

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